Perspectiva de negociación

Monseñor Jorge Leonardo Gómez Serna. Obispo de Magangué

 

Nuestra Iglesia Católica ha estado y seguirá siempre dispuesta a facilitar el camino del reencuentro para salir adelante con la paz.

Hemos insistido siempre en que hay que meterle pueblo a la paz. Y la sociedad civil no puede ser indiferente al conflicto que se vive; el conflicto nunca es ajeno, no es del otro, el conflicto es del pueblo colombiano todo.

La principal beneficiaria de la paz es la sociedad civil y por lo mismo ella debe intervenir directamente en la búsqueda de la paz.

Lo primero es la educación para la paz. Esta comienza en el hogar, se prolonga en la escuela, el colegio y la universidad y se vive en las relaciones de respeto, de cercanía y fraternidad entre todos los habitantes de un sector, un barrio, un pueblo, una ciudad, un departamento y todo el país.

Cuando el pueblo se moviliza en torno a proyectos comunes y exige respeto a sus propios derechos los va logrando en la práctica.

El pueblo tiene derecho a su desarrollo humano integral y sostenible, pues como lo decía el Papa Pablo VI, el nuevo nombre de la paz es el desarrollo.

Hemos tenido experiencias muy significativas en varios lugares donde la gente unida y organizada ha exigido a los grupos alzados en armas, la entrega de secuestrados, el respeto a los niños para no vincularlos a la guerra, al trabajo conjunto de todos en la solución a los problemas cotidianos. Así mismo, cuando el pueblo toma conciencia de la verdadera democracia, es capaz de revocar el mandato a sus gobernantes como ha sucedido en algunos lugares de Colombia o al menos de exigirles cambios radicales en el manejo de lo público.

Se han tenido también diálogos comunitarios con los violentos donde la sociedad civil ha puesto sus condiciones a los que se establecen en determinados ambientes para desestabilizar la institucionalidad y poner en peligro el orden público.

También ha sido ejemplarizante la actitud de la sociedad civil reclamando sus propios derechos ante los excesos y atropellos de la fuerza pública.

Diálogos pastorales

Como su nombre lo indica, diálogos pastorales son los encuentros que hemos tenido los Pastores de la Iglesia con los distintos grupos humanos de la comunidad, donde cumplimos nuestra misión evangelizadora, a partir de la Palabra de Dios.

Al experimentar los ataques de los grupos armados a nuestras comunidades, buscamos la forma de irnos acercando a ellos para escucharlos, para exigirles el respeto al otro, pero también para hablarles en nombre del Señor Jesús que nos impulsa a convivir como hermanos y ayudarnos los unos a los otros en la construcción de nuestras comunidades.

Han sido notables los logros que los Pastores de la Iglesia hemos obtenido, iluminados por el Espíritu Santo, con el Evangelio de Jesús y el rosario de María en la mano, en nuestros diálogos con los violentos.

Desde un comienzo se nos quiso descalificar pero siempre hemos sostenido que los diálogos pastorales son parte de nuestra misión apostólica, recibida directamente del Señor y no de las autoridades civiles o militares. Una sentencia de la Corte Constitucional avaló nuestros diálogos pastorales.

Lo más importante está en destacar los resultados positivos de los diálogos pastorales en los distintos rincones de la patria.

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