Grzegorz Rys: “Necesitamos una sinodalidad ancha, que llegue a los católicos que no van a misa”

Lo tiene más que claro. Para él, “lo importante sobre el Sínodo de la Sinodalidad no son mis prioridades, sino las prioridades que el Espíritu Santo marque para la Iglesia. Basta con escuchar y seguir con obediencia y todo lo que salga será correcto”. Así lo pone de manifiesto el arzobispo polaco de Łódz, Grzegorz Rys, en conversación con Vida Nueva.



Cardenal desde el consistorio celebrado el pasado 30 de septiembre, recuerda su nombramiento como “una gran sorpresa”. “Me enteré aproximadamente media hora después de que el Papa lo anunciara en el ángelus del domingo 9 de julio, porque alguien me llamó para felicitarme. Al principio, me lo tomé a broma, pero hubo un momento en el que las llamadas empezaron ya a ser demasiadas”, confiesa. Una vez aterrizado en el Vaticano para recoger su birreta cardenalicia, se quedó durante todo el mes de octubre, pues era uno de los padres sinodales presentes en la Asamblea.

El purpurado de 59 años –de quien se espera sea impulsor de cierta renovación en la Iglesia polaca– fue uno de los primeros en dar testimonio de cómo su país ha vivido el camino sinodal. Lo hizo el 4 de octubre, el mismo día que se inauguraban las sesiones, en público y ante sus 464 participantes. “En Polonia y en todas partes es fácil encontrar a mucha gente con miedo de que la sinodalidad destruya la constitución jerárquica de la Iglesia, sustituyéndola por la igualdad democrática”, advirtió en su testimonio. Para calmar los ánimos y, al mismo tiempo, marcar exigencias, respondió a estos temores con la reflexión que tomó prestada de uno de sus feligreses: “No tenemos miedo de la jerarquía en absoluto, solo tememos que los sacerdotes abandonen su formación permanente, dejen de escuchar la palabra de Dios, no confiesen y, aun así, tengan poder en la Iglesia”.

“Hay esperanza”

Rys reclama “una sinodalidad ancha”, que permita “llevar el Evangelio a la gente de hoy”. Aunque Polonia tenga cierta fama de ser un país especialmente devoto, el arzobispo de Łódz confiesa que “en nuestra diócesis la gente que no va a la Iglesia es ya el 80%”. A pesar de todo, celebra haber tenido “una buena fase diocesana” del Sínodo y que, durante dos años, hubiera parroquias muy activas en su archidiócesis. Del casi millón y medio de católicos declarados en su territorio, 7.000 se organizaron en 300 grupos sinodales. “Hay esperanza”, se felicita.

Aun así, el nuevo purpurado se muestra crítico con algunos episodios que vivió en Łódz, donde, por ejemplo, “alguien en el aula sinodal empezó a hablar de la vida interior trinitaria de Dios como el modelo más importante de la vida familiar”. Sin estar en desacuerdo con esta intervención, sin embargo, Grzegorz Rys se preguntaba: “¿Quién puede entender una idea tan complicada?, ¿quién se sentiría atraído por una proclamación así?”.

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