Gloria Liliana Franco lleva al Sínodo la voz “de los más pobres de nuestro mundo”

La presidenta de la Confederación Latinoamericana de Religiosos defiende que la Iglesia se erija como “defensora de los derechos humanos”

La presidenta de la Confederación Latinoamericana de Religiosos, Gloria Liliana Franco, ha aterrizado la voz de los últimos en la asamblea del Sínodo de la Sinodalidad que se celebra en Roma. Y no ha sido la única. Así, lo ha hecho saber hoy durante el encuentro celebrado con los periodistas en la Sala Stampa del Vaticano.



“En el Sínodo resonó el grito de los pobres, de las migraciones, de la trata de personas, de los excluidos y de la tierra, que es nuestro hogar común”. Con este eco, la religiosa de la Compañía de María, reclamó que “como Iglesia, debemos ser una presencia profética, comprometida en tejer redes”.

Compromiso en todas las dimensiones

Es más, Franco subrayó “que no es posible seguir a Jesús sin un compromiso con un desarrollo humano integral“, en un respaldo implícito, no solo a la encíclica ‘Fratelli tutti’, sino también a los postulados de ‘Laudato si’’ y ‘Laudate Deum’. Es más, planteó que la Iglesia ha de comprometerse “en todas sus dimensiones, sociales y ambientales”.

O lo que es lo mismo, para esta consagrada la comunidad de discípulos ha de ser “defensora de los derechos humanos, trabajando por un mundo mejor”. Esta encomienda ha de traducirse en “el encuentro con los más pobres de nuestro mundo, con las caravanas de migrantes que acompañamos en nuestras Iglesias, con todas las víctimas de la trata, con los refugiados y con aquellos que no tienen lugar en esta sociedad”. “Debemos acompañarlos uniendo fuerzas para hacer posible la hospitalidad, la alimentación, la educación y la posibilidad de una vida mejor para ellos”, añadió.

Entre los principales desafíos a los que se enfrenta hoy la humanidad como la xenofobia, el nacionalismo excluyente y la construcción de fronteras, la presidenta de los religiosos latinoamericanos presentó la fraternidad y sinodalidad como una vacuna esencial. De la misma manera, defendió el trabajo que la Iglesia viene haciendo en la lucha contra la trata, no solo en la denuncia de esta explotación femenina, sino especialmente en cómo se trabaja “para reconstruir la vida”.

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