Los obispos españoles claman por la sequía en la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación

“Rogamos a los poderes públicos y a nuestros gobiernos que integren la mirada de lo comunitario, del valor intrínseco del agua y de sus múltiples ramificaciones en lo social”, señalan en su mensaje

Este 1 de septiembre la Iglesia celebra la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación, y en esta ocasión lo hace bajo el lema ‘Que la justicia y la paz fluyan’. Ese día da inicio también al Tiempo de la Creación, que finaliza el 4 de octubre, día de san Francisco de Asís.



En este contexto, los obispos españoles han recordado, por medio de un mensaje, “la necesidad de concienciarnos como creyentes del vínculo indisoluble entre el cuidado y la justicia, como únicos caminos de paz y, posiblemente, de felicidad”. Y es que, tal como señala el Episcopado, “los cristianos sabemos que el mensaje de Jesús es una Buena Noticia para todos, y que el deseo del Señor es que todas las personas tengan vida, y vida en abundancia”.

“En el contexto y coyuntura histórica en la que hoy estamos, no nos cabe duda de que esa vida pasa por entender que detrás de gran parte del sufrimiento humano se intuye una cosmovisión utilitarista del mundo y de su riqueza”, continúan. “La sobreexplotación de los recursos conduce a un escenario de escasez y de pobreza, que se traduce en desastre y dolor para comunidades enteras de personas”. Por ello, “si la gloria de Dios es que el hombre viva (S. Ireneo), nosotros debemos favorecer el cuidado del hermano para ser cocreadores y partícipes de esa gloria divina”.

De esta manera, la CEE se une “al clamor del papa Francisco” y “levantamos la voz para detener esta injusticia hacia los pobres y hacia nuestros hijos, que sufrirán las peores consecuencias del cambio climático”. Del mismo modo, han aprovechado para denunciar “las prácticas que atentan y pervierten el vínculo sagrado de las personas con el planeta”, como es “la realidad sangrante y doliente de la migración por causas climáticas”. “Poblaciones enteras, sometidas a condiciones de vida inequívocamente injustas, están pagando en sus vidas las transformaciones rápidas y extremas de los fenómenos naturales que aparecen por la emisión de gases con efecto invernadero. Esto nos causa gran dolor y lo denunciamos como una de las mayores injusticias de la historia”, aseveran.

El poder de la educación

En este sentido, han apuntado que “en nuestro país vemos que la gestión del agua está dibujando un futuro claro de carestía, escasez y conflicto. Con un clima cada vez más seco y caluroso, en determinados territorios va a ser imposible fijar población y pervivir”. Por ello, ruegan “a los poderes públicos y a nuestros gobiernos que integren la mirada de lo comunitario, del valor intrínseco del agua y de sus múltiples ramificaciones en lo social, para el diseño de planes hidrológicos, agrícolas y de gestión que sean sostenibles y responsables con todas las dimensiones de este preciado recurso”.

“No se puede hacer política con el agua de todos sin tener en cuenta a las personas y comunidades que enraízan sus historias y sus proyectos vitales en ella: desde la realidad rural de la España vaciada hasta la preservación de nuestros recursos hídricos y agroforestales”, añaden. “El agua y su manejo atraviesa todas estas dimensiones. Por eso pedimos una gestión del agua a la medida de las personas y del medio ambiente, diseñando, influyendo y propiciando políticas agropecuarias, urbanísticas e industriales que sean socialmente justas y ambientalmente sostenibles”. 

Por otro lado, los obispos apuntan que “la amenaza ambiental y sus implicaciones socioculturales, transgeneracionales quizá por primera vez en la historia, nos hacen plantearnos también el papel de la educación”. “Que la escuela incluya la preocupación por formar ciudadanos con conciencia sostenible, amplia y firme, que puedan acometer los desafíos del mañana desde el conocimiento y la sensibilidad”. Por ello, han querido llamar “a las comunidades cristianas de nuestro país a incluir también esta conciencia ecológica en los procesos catequéticos de los niños y jóvenes, pues el cuidado de la Creación es sin ninguna duda un elemento central en la formación cristiana”.

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