La libertad religiosa, amenazada en 61 países

  • Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) denuncia que, en 28 de ellos, desde China e India a varias regiones de África, se llega a la “persecución”
  • En su informe anual, la entidad católica incluye a Israel en la categoría de países que practican la “discriminación”
  • La Nicaragua de Ortega y un Sudán desangrado por la guerra civil ya se consideran estados en los que la hostilidad es máxima

Mujeres en la celebración de una misa en La India

Este jueves 22 de junio, en su sede en Madrid, Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) ha dado a conocer su anual Informe sobre la libertad religiosa. Presentado por Javier Menéndez Ros, director de ACN España; Raquel Martín, responsable de prensa de la entidad católica; y Marcela Szymanski, editora jefe del estudio; estamos ante un mapa mundial de referencia a la hora de conocer cuál es el estado actual de este derecho humano fundamental en los países y regiones en los que más se persigue a los creyentes por el hecho de serlo.



El primer dato que llama la atención del estudio de este año es que “la libertad religiosa ha sido vulnerada en países donde viven más de 4.900 millones de personas”. En total, estamos ante 61 estados “en los que los ciudadanos se han enfrentado a graves violaciones de la libertad religiosa”.

Tres categorías

Divido el estudio en tres categorías, en la roja, que indica que la situación es directamente de “persecución”, se constata que, actualmente, este fenómeno se da en 28 países. Naciones en las que viven 4.020 millones de personas, “que, en conjunto, constituyen más de la mitad (el 51,6%) de la población mundial”.

De estos 28 países, “13 se encuentran en África, que cuenta con muchas regiones en las que la situación se ha deteriorado gravemente”. Ahí se percibe “el auge de los ‘califatos oportunistas’”, por los que “las redes yihadistas transnacionales de África han ido cambiando de táctica. Gradualmente, han pasado de la conquista y defensa de territorios fijos a los ataques de ‘golpea y huye’ dirigidos a provocar el aislamiento de las comunidades (como en Mozambique) en zonas rurales mal defendidas, preferentemente las que cuentan con recursos minerales (se percibe en R.D. Congo)”. Una estrategia de saqueo en la que los violentos ya “imponen impuestos y sistemas de comercio ilegales”, valiéndose de “la inseguridad y la falta de control gubernamental” para, como ocurre en Malí y en Burkina Faso, “dar lugar a un estado dentro del Estado”.

Cultura de la impunidad

En Asia se destacan en este oscuro ranking “los dos países más poblados, China e India, que se encuentran entre los que violan la libertad religiosa de forma más grave. Por ejemplo, controlan el acceso al empleo, a la educación y a los servicios sanitarios, implantan sistemas de control masivo, imponen obstáculos económicos y electorales, y no imponen la ley y el orden cuando las comunidades religiosas sufren ataques de turbas locales o terroristas”.

Pese a sus “atrocidades”, se benefician de “la cultura de la impunidad”, siendo patente “la respuesta cada vez más callada por parte de la comunidad internacional”. Así, “países clave, como Nigeria o Pakistán, han escapado de las sanciones internacionales y otros castigos tras las revelaciones de violaciones de la libertad religiosa contra sus propios ciudadanos”.

Cerco sandinista

En América Latina, la mayor crisis se da en Nicaragua, que acaba de entrar en esta franja roja, cuando hasta 2021 (momento en el que el Gobierno de Daniel Ortega decretó el cerco a la Iglesia por apoyar varios sacerdotes y obispos a quienes reclamaban derechos humanos básicos) no era considerado un país excesivamente preocupante en este sentido. Lo mismo ha ocurrido en África, donde Sudán, que se desangra estas semanas por el último enfrentamiento entre el ejército y el principal grupo paramilitar, también acaba de ingresar en el nivel de “persecución”.

En la categoría naranja, que hace referencia a la “discriminación”, se encuentran “33 países, en los que viven casi 853 millones de personas”. Lejos de mejorar, “la situación empeoró en 13 de ellos”, por lo que es de temer que en el informe del próximo año alguno de esos países pueda entrar ya en la categoría roja. También llama la atención que “hay tres países recién llegados: Haití, Israel y Emiratos Árabes Unidos”. En este sentido, es muy significativo que, después de muchas décadas de tensión en Tierra Santa, haya sido ahora, cuando los ultraortodoxos han entrado en el nuevo Gobierno de Netanyahu, endureciendo el hostigamiento sobre la población palestina y registrándose ataques también contra comunidades cristianas por parte de distintos elementos incontrolados, haya ingresado Israel en esta situación abiertamente “discriminatoria”.

Se desvanece la esperanza

El informe también apunta que, si bien “en 2021, había signos de esperanza entre los países de Oriente Medio y Asia, donde parecía estar desarrollándose cierta idea de derechos de libertad religiosa, esas esperanzas se han desvanecido al endurecerse las leyes y las penas existentes (por ejemplo, las leyes anticonversión)”.

En la categoría “en observación” se encuentran “países en los que se han verificado nuevos factores preocupantes que pueden llevar a una importante degradación de la libertad de religión”. Y es que es necesario “mantenerse alerta, ya que los derechos humanos suelen desaparecer gradualmente, a pequeños pasos, sin que nadie se dé cuenta hasta que es demasiado tarde. Entre los principios de la libertad religiosa que se pueden ir deteriorando de forma progresiva, se encuentran ‘la libertad de cambiar de religión o de convicciones, así como la libertad de manifestar la propia religión o creencias individual o colectivamente, tanto en público como en privado, mediante la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia’”.

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