“Las mujeres de la Amazonía nos enfrentamos cada día a un monstruo que solo busca generar capital”

  • De cara al Día de la Mujer, Entreculturas y Alboan dan voz a tres líderes sociales e indígenas de Perú y Honduras
  • Las hondureñas Keyla Canales y María Felicita López y la peruana Lily Calderón denuncian a las multinacionales
  • Piden el compromiso de la sociedad española y reclaman al Gobierno que implemente la Ley de Debida Diligencia

Entreculturas

De cara al Día Internacional de la Mujer, que se celebra mañana, 8 de marzo, las entidades jesuitas Entreculturas y Alboan han organizado hoy, en la sede madrileña de la primera, un encuentro con tres defensoras de los derechos humanos en América Latina: la hondureña Keyla Canales, abogada de Eric Radio Progreso; la peruana Lily Calderón, coordinadora de la Escuela de Derechos Humanos de la Red Eclesial Panamazónica (REPAM); y la también hondureña María Felicita López, coordinadora de los derechos de las mujeres del Movimiento Independiente Indígena Lenca de La Paz.



Lily Calderón ha destacado que “la Amazonía es el pulmón planeta, con siete millones de kilómetros cuadrados, nueve países y 44 millones de habitantes, de los que buena parte son indígenas y campesinos. Poseemos una gran riqueza en flora y fauna y toda una bomba de agua”. Sin embargo, aunque la armonía de ese ecosistema es “clave en el equilibrio del clima” a nivel mundial, la realidad es que las comunidades locales, descendientes desde hace siglos de los autóctonos originarios deben enfrentarse cada día a la rapiña de las empresas multinacionales (mineras, petroleras o ganaderas) que ponen todo ese equilibrio en peligro.

Desprecio de la vida

Así, “se violan derechos humanos fundamentales”. Y todo por servir a “un modelo de desarrollo organizado desde arriba hacia abajo” y que “no tiene en consideración la vida local”, incurriendo en “la explotación y el saqueo de las comunidades locales, que muchas veces se ven obligadas a migrar a las ciudades para ser allí los nuevos esclavos”.

En este sentido, Calderón ha lamentado que “las mujeres somos especialmente criminalizadas, por indígenas, activistas… y mujeres”. Víctimas del “machismo”, “muchas mujeres son perseguidas, criminalizadas y asesinadas” por las multinacionales, que “no aceptan que protejan su tierra”. Un crimen del que, como ha señalado, no son ajenos los estados, que son los primeros cómplices de esos intereses extranjeros.

Frente a ello, se apoyan en los resortes legales que aún se mantienen: “La exigencia de consultas previas, libres e informadas, antes de que se aprueben las concesiones a estas multinacionales, son nuestro único modo de defensa. No podemos permitir que las empresas se sigan lucrando a costa de matar a la población”.

La vida no se vende

Con todo, no se rinden: “Nuestro cuerpo es nuestro territorio. La vida no se vende. El trabajo en red, para defendernos, es clave”. De este modo, “la fortaleza entre nosotros, la complicidad y el compañerismo” son sus ‘armas’. Sin olvidar “los caminos ya señalados desde la experiencia de las compañeras que nos han precedido”.

Por todo ello, hay esperanza: “Surgen movimientos sociales en América Latina y la juventud está cada vez más concienciada. El reto es reivindicar una historia borrada, la de las mujeres, que hemos sido muchas veces invisibilizadas”. Para ello hay que generar una cultura de “responsabilidad con las futuras generaciones. Tenemos un único planeta y agotamos sus recursos… Lo estamos destrozando. Nos va a afectar a todos. Hay que promover el desarrollo sostenible en un mundo en el que quepamos todos”.

Keyla Canales ha denunciado que, “mi país, Honduras, es uno de los más peligrosos para la defensa de los derechos humanos. Las mujeres estamos en la primera línea de defensa del territorio y en el compromiso por una vida digna. De ahí que seamos las más afectadas por la violencia de estas empresas: solo el año pasado, hubo 845 agresiones contra nosotras, la mayoría indígenas y afrodescendientes”.

No generan riqueza

La activista ha denunciado “la mentira de estas multinacionales, que afirman que generan riqueza en nuestros entornos. El 60% de la población padece la pobreza; de ella, un 40% la sufre en modo extremo. No traen riqueza. Al contrario, se llevan fuera todo lo que es nuestro”.

Y a un precio muy alto: “Dañan nuestra relación de armonía con la naturaleza y amenazan nuestros derechos ancestrales”. Aquí, “los gobiernos son los grandes aliados de las empresas, con los militares y policías a su servicio en vez de protegernos. Las mujeres padecemos también la violencia sexual y la realidad es que ellos solo defienden los capitales extranjeros, que no generan riqueza para el país”.

Algo que ilustra un dato: “Siete de cada diez municipios tienen concesiones de territorio”. El sistema de Justicia, que sería su único garante, “es de difícil acceso para nosotros y no nos da respuestas. Es selectivo y, en cambio, se lo pone fácil a quienes están ligados al poder. No es el caso de los descalzos que acompañamos al territorio”.

La naturaleza tiene derechos

Y es que “la naturaleza tiene derechos. La Casa Común hay que defenderla y nosotras estamos comprometidas por una vida digna. Las mujeres seguimos sosteniendo la esperanza y lo hacemos con creatividad, baile, cultura o simplemente juntándonos”. Todo un alud de vida, pues “nos enfrentamos cada día a un monstruo que solo busca generar capital”.

Siete años después del asesinato de Berta Cáceres, reconocida líder indígena hondureña, Canales se duele: “Resonó mucho en su momento y le dedicaron calles y plazas… Pero, hoy, su familia y su comunidad ven cómo los autores intelectuales del crimen siguen libres. Los que dispararon recibían órdenes de arriba. Su memoria nos anima, pero la violencia continúa”.

De ahí que ponga ‘deberes’ a la sociedad española y europea: “Debe limitarse aquí la acción de las empresas que operan allí y que no pueden estar por encima de las personas. Hay una responsabilidad por parte de los estados, también los de España y el conjunto de la Unión Europea. Nuestra lucha diaria es contra las empresas, los militares o la Justicia… Pero no debemos estar solos. En España y en toda Europa debe haber una ciudadanía activa que exija responsabilidades. Las empresas no pueden estar por encima de la naturaleza y los pueblos indígenas”.

Movimiento ecofeminista

María Felicita López, reciente Premio Europa de Derechos Humanos y en el décimo puesto en la lista de Forbes sobre las cien mujeres centroamericanas más influyentes, ha reclamado que “el movimiento ecofeminista de América Latina se encarna también en la lucha histórica desde el pueblo lenca, que denuncia cómo se violan derechos ancestrales y exige la consulta previa, libre e informada. Somos originarios, no invasores. Convivimos en armonía con las memorias ancestrales en nuestros territorios”.

Por ello, ha condenado “que el pasado año se criminalizara en nuestra región a 18 mujeres indígenas por defender el agua y el territorio. La tierra es nuestro cuerpo, nuestra vida. Defendemos el presente y el futuro. Las empresas transnacionales gozan de impunidad y caen en la corrupción. Los grandes capitales extranjeros generan odio y amenazas de muerte. Dicen que somos ‘brujas revoltosas’ por ser feministas. Pero somos las brujas que no pudieron quemar”.

Representante del lenca, uno de los nueve pueblos originarios de Honduras, se plantea “a quién” beneficia el supuesto “desarrollo” que dicen traer las empresas: “Hemos de hacer una reflexión personal y eso nos lo tenemos que preguntar, cada uno”. Para ella, la conclusión es que, desde la “sororidad”, hay que ser capaces de “llegar al Estado y hacer incidencia. Y siempre desde abajo hacia arriba. Desde nuestra casa, desde las comunidades”.

La región más letal

Irene Ortega, coordinadora del Área de Ciudadanía de Entreculturas, ha indicado que, “de las 227 personas defensoras asesinadas en 2020 en estos conflictos ecosociales, 226 tuvieron lugar en países del Sur Global, ocurriendo más de la mitad de los asesinatos en solo cuatro países: Colombia, México, Brasil y Honduras. Lo que convierte a Latinoamérica en la región más letal para personas defensoras de la naturaleza”.

Como ha incidido, ahora es necesario que España, como ya están haciendo varios países en Europa, apruebe definitivamente la Ley de Debida Diligencia, que exigiría responsabilidades a nuestras empresas que operan fuera. Por ahora, la ley, promovida por el Gobierno de coalición, se encuentra en espera (desde hace meses) de ser aprobada definitivamente en Consejo de Ministros para iniciar su tramitación parlamentaria.

Foto: Entreculturas.

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