El peregrino Benedicto XVI, recordado en la clausura del Año Santo Compostelano

Este 31 de diciembre, la catedral de Santiago de Compostela ha acogido la celebración de cierre de la Puerta Santa –bajo una intensa lluvia– que pone fin al jubileo extraordinario que desde 2021 se ha extendido a todo 2022. Un acto presidido por el arzobispo Julián Barrio y que ha contado con la presencia de nuncio apostólico Berdardito Auza. El rito comenzó con un repique manual de las campanas de la catedral, a cargo de la Asociación Cultural Campaneiros de Galicia.



En la ceremonia se ha dado lectura a un mensaje del papa Francisco. Auza leyó esta misiva en la que el pontífice hizo llegar su saludo a todos los fieles y destacó el jubileo como una muestra de “oportunidades para poner en camino hacia Dios y hacia los demás”. Francisco invitó a “edificar la Iglesia y la gran familia humana en clave de fraternidad” fijando la “meta en quien nos espera” en el destino final. Al concluir este tiempo el pontífice invitó a preguntarse por la metas hacia las que se camina en la vida ya que Jesús es el camino y la meta, a la que se llega caminando hacia las periferias existenciales. Y es que en el otro peregrinaje, en el de los caminos a Santiago, según las cifras de la Oficina del Peregrino, este año han llegado a Compostela más de 436.000 peregrinos, la cifra más alta desde que hay registros.

Caminar las periferias

“El Año Santo Compostelano a lo largo de la historia ha ido conformando muchos de los aspectos de la cultura, contribuyendo a ampliar la visión moral y suscitando cuestiones de interés existencial que van más allá de los planteamientos éticos, sin ocultar miedos e insatisfacciones”, destacó Barrio en su homilía. “Este Año Santo ha ayudado a purificar la fe, revitalizar la religiosidad y renovar la vida cristiana”, añadió. Barrio también recordó la visita, hace 12 años, de Benedicto XVI a Santiago y cómo le sorprendió el Pórtico de la Gloria. Así, deseó, que el “Apóstol le haya acompañado al pórtico definitivo del Señor de la Gloria donde podrá encontrarse con él cara a cara”.

El arzobispo destacó que “han llegado numerosos peregrinos a pesar de las consecuencias de la pandemia y de las guerras en Ucrania y otros lugares del mundo. La Iglesia compostelana les ha animado a ser testigos del amor de Dios para que su vida brille por la verdad que hace libres y la caridad que resplandece en la bondad y en la compasión”. “El Apóstol Santiago ha sido luminosa referencia para los peregrinos que han salido de su tierra porque él les esperaba para recordarles el fruto de la herencia espiritual, intelectual y moral del catolicismo y que nuestra ciudadanía está en los cielos”, señalaba.

“La Puerta Santa como símbolo se ha cerrado pero sigue  siempre abierta la Puerta que es Cristo, Camino, Verdad y Vida. Su Luz nos hace ver la Luz que nos compromete a llevar el Evangelio a todos y a mejorar las condiciones de vida de este mundo, llevando la fe a la vida de cada día”, añadió. “¡No quedemos en el miedo al futuro, en la incertidumbre paralizante y en la sensación de impotencia! Encontrémonos con las personas en el lugar donde discurre la vida para hablarles de Dios y de nuestra fe, bajando a la calle para compartir la fatiga cotidiana de la vida con una esperanza fiable”, deseó. Finalmente agradeció en papel en este jacobeo al Papa, al obispos auxiliar, los sacerdotes y religiosos, el cabildo, organistas y coral, así como a las autoridades, voluntarios, personal de seguridad, la Xunta de Galicia, el Delegado del Gobierno y al Concello de Santiago. Los próximos años santos, en los que volverá a abrirse la puerta serán 2027, 2032, 2038 y 2049.

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