Los obispos de Nueva Zelanda condenan las terapias de conversión

La Conferencia Episcopal envía unas directrices a todas las escuelas católicas en las que piden acoger la diversidad sexual en las escuelas y tratar con “respeto” y “sensibilidad” a los estudiantes LGTBI

“Todos los jóvenes de nuestras escuelas deben sentirse acogidos y queridos”. Esta es la primera de las recomendaciones de la Conferencia Episcopal de Nueva Zelanda a la dirección y al personal de las 235 escuelas católicas del país en el que el 33% se identifican como cristianos. En una directiva, los obispos neozelandeses sugieren formas de responder a las preguntas de los 66.000 estudiantes sobre la “sexualidad humana” y el comportamiento a adoptar.



“Los jóvenes de hoy no viven en una burbuja. Conocen y aprenden el abanico de posturas sociales, científicas, ideológicas y religiosas sobre esta cuestión”, declaró el obispo Stephen Lowe, vicepresidente de la Conferencia Episcopal de Nueva Zelanda, tras la publicación del texto. “Esto supone un reto y puede suponer una presión para los jóvenes, las personas de su entorno, los centros educativos y las comunidades en general”.

“¿Qué haría Jesús en esta situación?”

El texto de 15 páginas sugiere herramientas para la toma de decisiones, la organización de eventos o la creación de “grupos de apoyo” para estudiantes “vulnerables”. Porque “muchos jóvenes que se identifican como LGTBI son víctimas de acoso verbal o físico y ciberacoso dentro y fuera de la escuela”, recuerda la directiva. Los obispos esperan que las escuelas católicas sean espacios “donde los alumnos se sientan seguros para ser quienes son”.

“La solidaridad nos ayuda a pensar en los demás antes que en nosotros mismos: ¿Qué haría Jesús en esta situación? Siempre tendió la mano a los marginados”, agregan.

Condena a las terapias de conversión

Entre otras recomendaciones, el documento aconseja al personal de apoyo a los estudiantes que “no utilice un lenguaje homófobo o transfóbo”. “Por encima de todo, sed amables, considerad a cada persona como un ser humano ‘completo’ y no solo como un ser sexual”, continúa el texto, que anima a “la amistad, el desarrollo de relaciones positivas y saludables”.

Los obispos también condenan las terapias de conversión para las personas LGTBI: “Hay que tener cuidado de que ningún joven sea remitido a ningún programa u organización que apoye cualquier terapia de conversión”.

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