Fe y Alegría hace un llamado para salvar la educación en Venezuela en su mensaje de fin de año escolar

 

El coronavirus vino a endurecer las condiciones de por si precarias de la red de escuelas de Fe y Alegría en Venezuela. Pese a este tiempo de vicisitudes, el sacerdote jesuita Manuel Aristorena, director general de esta institución en el país, en su mensaje con motivo del final del año escolar, ha destacado el trabajo de docentes y comunicadores que “no se amedrentaron ante la crisis”, al contrario “formamos equipos que transitaron nuevos caminos para responder al compromiso de educar”.



Además ha agradecido al personal obrero y administrativo que “ha sido fiel y heroico atendiendo a los representantes, cuidando los centros junto a vecinos y comunidades organizadas” como también a los donantes, cuyos “aportes contribuyen a que muchos de nuestros alumnos y personal tengan acceso a alimentación, transporte y medicinas”.

“En Fe y Alegría seguimos presentes en la búsqueda de soluciones y ponemos a disposición todo nuestro acervo educativo, producto de 65 años educando y acompañando a los sectores populares”, acotó.

Más que una escuela

Incluso previo a la pandemia –aseguró el sacerdote– han enfrentado la emergencia humanitaria compleja “construyendo ambientes educativos seguros”, donde “los alumnos son reconocidos y encuentran oportunidades y condiciones para desarrollar sus competencias”.

En un país que alcanza más del 80% de desabastecimiento, Fe y Alegría repartió alimentos a “48.079 estudiantes y 4.123 trabajadores de 85 escuelas” como también apoyó con la dotación de útiles escolares a 59.253 estudiantes.

“Somos más que una escuela”, apuntó Aristorena, de allí que han impulsado “la reconstrucción del tejido social, el fortalecimiento comunitario, educamos para el emprendimiento, organizamos Madres promotoras de paz y formamos líderes juveniles universitarios”.

Salvar la educación

Aún con todos estos logros, una vez más desde Fe y Alegría han exhortado al Gobierno a tomar las medidas, porque “las miserables condiciones salariales del personal, en cualquier momento pueden derrumbar todo el sistema educativo”.

Han reiterado que sin maestros no hay escuelas, por lo que en un ejercicio de ciudadanía han hecho un llamado a todos los sectores sociales, políticos, eclesiales y gubernamentales a salvar la educación en Venezuela, porque “nuestros muchachos merecen una educación de calidad y nuestros educadores unas condiciones dignas para educar”.

Por ahora hacen votos para que los ministerios de educación básica y universitaria “implementen soluciones para que todos los docentes del país puedan dedicarse con todas sus energías a formar ciudadanos, competentes, críticos y constructivos”, por tanto “sabemos que sólo con ciudadanos integralmente formados podemos construir un país justo, donde todos vivamos de nuestro trabajo”.

Foto: Centro Gumilla

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