La ermita de Ávila que sí era propiedad de la Iglesia

El templo llamado de la Asunción de Nuestra Señora de Gómez Román o ermita de la Lugareja, a pocos kilómetros Arévalo (Ávila), ha estado en manos privadas, hasta ahora. La Audiencia Provincial de Ávila ha cerrado un largo proceso judicial en el que ha otorgado la propiedad de esta ermita mudéjar originaria del siglo XII, a la diócesis abulense.



Propiedad demostrada

Se ha llegado a esta sentencia tras recurrir la decisión del Juzgado de Primera Instancia de Arévalo, que en su momento falló contra el Obispado. En cambio, para el tribunal privincial, según la sentencia, la propiedad por parte de la diócesis consta “testimoniada en la escritura de 185,50 metros cuadrados de románico de ladrillo castellano”. Ahora, la sentencia ordena “la cancelación de la inscripción registral contradictoria de dominio de la finca o inmueble a favor de la parte demandada M.d.C.S.A en lo que suponga de contradicción con el derecho de dominio a favor de la parte actora sobre la finca o inmueble objeto del presente procedimiento”.

La sentencia, para dar curso a esta decisión, ordena que la resolución se lleve al Registro de la Propiedad de Arévalo, para que “se proceda a la inmatriculación como finca nueva independiente del inmueble” situado junto a la ermita, “procediéndose a la cancelación de los asientos registrales contrarios y que se opongan a la declaración pretendida en este procedimiento, adecuándose de este modo la realidad registral a la realidad extrarregistral”.

Tras conocer el fallo, ayer mismo, un grupo de sacerdotes y algunos fieles del entorno han acudido a la propia ermita donde habría restos que demuestras el pasado parroquial del templo. Para Ricardo Guerra, cronista Oficial de la ciudad de Arévalo, que esta “primera visita de la ermita después de 20 años de apropiación indebida” ha sido “muy emotiva”. Los primeros visitantes ha rezado el ángelus y el propio cronista interpretó el Ave María de Tomas Luis de Victoria. Ha sido “muy emocionante por ver restituida la justicia”, señala. “Un día histórico para Arévalo, su parroquia y la gran mayoría de sus ciudadanos. Me honro haber colaborado en esta causa, como Cronista, como feligrés y como arevalense”, sentencia.

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