En México, más de 10 millones de fieles visitaron a la Virgen de Guadalupe por su fiesta

  • De acuerdo con cifras extraoficiales, la asistencia a la Basílica de Guadalupe ya supera el número de peregrinos registrados el año pasado
  • Tan solo por la banda eléctrica ubicada a los pies de la imagen, la noche del 11 de diciembre, unas 16.000 personas la utilizaron

De acuerdo con información preliminar, habrían roto récord de asistencia los peregrinos que del 1 al 12 de diciembre visitaron a la Virgen de Guadalupe en la Ciudad de México, en el marco del aniversario 488 de las apariciones de la Morenita al indio san Juan Diego en el Cerro del Tepeyac.

Al mediodía de este 12 de diciembre, cuando aún seguían arribando peregrinos al santuario mariano más visitado del mundo, la Secretaría de Gobierno de la Ciudad de México informó que 10 millones 868 mil 737 personas habrían acudido a la Basílica de Guadalupe. En el 2018, la cifra –según el Gobierno de la Ciudad de México– fue de 10.6 millones de personas.



En tanto, la noche del día 11, según informó la Arquidiócesis de México, un promedio de 260 personas –unas 15 mil 600 por hora– pasaban ante la imagen de la Virgen de Guadalupe a través de una banda eléctrica ubicada a los pies de la misma. “Cabe mencionar que muchos otros peregrinos prefieran verla de lejos y salir por alguna de las puertas laterales”, explicó.

Rumbo a los 500 años de las apariciones

En punto de las 00:00 horas del 12 de diciembre, miles de asistentes que se encontraban tanto en el Atrio de las Américas como en el interior del santuario entonaron las ‘Mañanitas’ a la Virgen de Guadalupe.

Posterior a ello, el rector de la basílica, Salvador Martínez Ávila, encabezó una misa en la que recordó cómo la Virgen prometió a san Juan Diego que en el cerro de Tepeyac “nos habría de presentar a su amado hijo Jesús, su cariño, su salvación; así pues, formamos parte de este diálogo que iniciara hace 488 años; además nos encontramos a 12 años de celebrar cinco siglos de sus apariciones… celebramos que ella haya traído el cielo hasta la cumbre del cerrito, y ahí se haya querido encontrar con el humilde san Juan Diego”.

Sobre la realidad que se vive en México, el Rector de la Basílica consideró que la delincuencia y la inseguridad no son una casualidad, sino el signo de una sociedad enferma; “el desempleo y la migración de unos países a otros son la fiebre que indica que hay serias infecciones en el corazón de nuestro mundo”.

Y agregó: “Hoy nos ha reunido la Virgen del Tepeyac para hacernos ver que es hoy el tiempo oportuno para la salvación, la oportunidad que nos brinda es darnos una pequeña probada de la alegría y la paz que solamente en el cielo se puede experimentar”.

¡Que Guadalupe nos siga acompañando!

Este jueves 12 de diciembre, Solemnidad de Santa María de Guadalupe, a las 12:00 horas del día se llevó a cabo la denominada “Misa de las rosas”, efectuada en recuerdo del momento en que Fray Juan de Zumárraga fuera testigo del momento en que la tilma quedó estampada con la imagen de la Virgen de Guadalupe.

Como es tradición, la celebración fue presidida por el arzobispo primado de México, legítimo sucesor de Fray Juan de Zumárraga, primer obispo de México.

En su homilía, el cardenal Carlos Aguiar Retes se dirigió a Dios Padre: “Tú que has puesto a este pueblo tuyo bajo la especial protección de la siempre Virgen María de Guadalupe, madre de tu Hijo, concédenos por tu intercesión profundizar en nuestra fe y buscar el progreso de nuestra patria por caminos de justicia y de paz”.

“Quiso Dios enviar a María a este país que estaba destrozado, herido, desde sus ideas religiosas y de su concepción de cultura; María se acerca al indio Juan Diego, viene presurosa; la prisa de María se manifiesta en 1531 cuando empezaban los síntomas más fuertes de la descomposición de las distintas culturas indígenas de nuestro país; cuál es la prisa de María: decirle a este pueblo ‘aquí estoy yo, yo soy tu madre, confía, hijito mío, muy querido’”.

El cardenal Aguiar recordó a los fieles que la Virgen María de Guadalupe “está para acompañarnos sea en la alegría de la encarnación, del reconocimiento de nuestra filiación divina, de nuestras alegrías, sea al pie de nuestros calvarios; digámosle por eso al señor Jesús, al hijo de María que estemos dispuestos a seguir siendo sus discípulos, que queremos aprender a vivir en comunidad, que nuestras familias sean esa escuela del amor y que nuestra sociedad abra sus espacios para salir del terrible anonimato que permite tanta violencia en nuestras grandes ciudades, que María de Guadalupe nos siga acompañando a nuestros pueblos de América y en particular a nuestro querido México”.

 

Foto: María Langarica. Desde la fe.

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