La Audiencia Nacional decide el 13 de noviembre si mantiene en prisión al viceministro de Defensa de El Salvador por el caso Ellacuría

Inocente Orlando Montano participó activamente en la preparación del asesinato de seis jesuitas y dos mujeres en la Universidad Centroamericana de El Salvador

marcha en El Salvador en memoria de Ignacio Ellacuría y jesuitas asesinados 1989 mártires de la UCA 2017

Audiencia Nacional analizará el próximo miércoles, 13 de noviembre, si finalmente prorroga la situación de prisión provisional del coronel Inocente Orlando Montano, quien ya lleva dos años en preventiva pendiente de juicio por su papel decisivo en los asesinatos de seis sacerdotes jesuitas, cinco de ellos españoles, y dos mujeres, cometidos en El Salvador en 1989.

La Asociación Pro Derechos Humanos de España (APDHE) presentó en 2008 una querella ante la Audiencia Nacional con el objetivo de esclarecer los hechos que llevaron los asesinatos. Montano, por su parte, había huído desde El Salvador a Estados Unidos. Sin embargo, las autoridades norteamericanas aceptaron su extradición a España, donde el ex militar llegó en 2017. Desde entonces, se encuentra en prisión preventiva.

Según avanzó El País, la Fiscalía de la Audiencia Nacional solicita que Montano sea condenado a 150 años de cárcel, 30 años por cada uno de los cinco “asesinatos terroristas” de religiosos españoles, entre los que se encontraba Ignacio Ellacuría, rector de la Universidad Centroamericana (UCA) e ideólogo de la Teología de la Liberación. Sin embargo, el pasado mes de julio la acusación particular y popular reclamaban que la pena para Montano se extienda a las ocho víctimas, lo que sumaría un total de 240 años de prisión.

Acabar con la Teología de la Liberación

Los hechos ocurrieron el 16 de noviembre de 1989, motivados por el sector más conservador del Gobierno salvadoreño, que pretendía acabar con todo rastro de la Teología de la Liberación. Un grupo de militares ejecutaron en la universidad a los seis sacerdotes, así como a una mujer y una niña, madre e hija, que se encontraban allí.

La decisión de acabar con la vida de Ellacuría y el resto de jesuitas fue tomada por un grupo de oficiales de élite denominado ‘La Tandona’, a la que Montano pertenecía. Las ejecuciones se produjeron bajo el nombre de ‘comando Atlacatl’, dirigido por el coronel Guillermo Benavides.

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