El Papa crea a los trece cardenales de la “compasión”

  • España cuenta desde esta tarde con dos nuevos cardenales: Miguel Ángel Ayuso y Cristóbal López
  • Francisco arremete contra la falta de “lealtad” de los hombres de Iglesia que “miran para otro lado”

Compasión. Fue sin duda la palabra que sonó con más eco esta tarde en la basílica de San Pedro, durante la creación de trece nuevos cardenales de manos de Francisco, entre ellos, dos españoles: el comboniano Miguel Ángel Ayuso, presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso; y el salesiano Cristóbal López Romero, arzobispo de Rabat.

De esta manera, nuestro país cuenta con ocho cardenales en activo, consolidándose como el tercer país con mayor representación solo por detrás de Italia y Estados Unidos.

La compasión no es una opción, ni siquiera diría que un ‘consejo evangélico’. No. Se trata de un requisito esencial”, sentenció el Papa ante los nuevos purpurados y gran parte del colegio cardenalicio presente en la ceremonia, entre ellos, los españoles Ricardo Blázquez, Carlos Osoro, Juan José Omella, Luis Francisco Ladaria, Lluís Martínez Sistach y Antonio María Rouco.

Entre los nuevos pastores que recibieron la birreta del Papa, diez se convierten en electores en un futurible cónclave, junto a otros tres eméritos. En total, el 52% de los purpurados activos del Colegio ya han sido elegidos por el actual Pontífice.

De Mateo Zuppi a Michael Czerny

Más allá de los españoles, destacan los nombres del arzobispo de Bolonia, Mateo Zuppi —vinculado a la Comunidad de Sant’Egidio—, el jesuita Michael Czerny —impulsor del departamento vaticano de migrantes— y el guatemalteco Álvaro Ramazzini —popular por su compromiso social—.

Lejos de perderse en generalidades, el Papa aterrizó su reflexión sobre la misericordia a un examen de conciencia de su acción pastoral concreta: “Concretamente: ¿tengo compasión de ese hermano, de ese obispo, de ese sacerdote? ¿O destruyo siempre con mi actitud de condena, de indiferencia?”, les preguntó Francisco.

A renglón seguido, les ofreció su respuesta: “La capacidad de ser leal en el propio ministerio depende también de esta conciencia viva. También para vosotros, hermanos cardenales”.

”La disponibilidad de un purpurado a dar su propia sangre —que está simbolizada por el color rojo de la vestidura—, es segura cuando se basa en esta conciencia de haber recibido compasión y en la capacidad de tener compasión”, añadió.

Deslealtad y compasión

Y fue en ese momento de su alocución, cuando el Papa endureció el tono de sus palabras en un mensaje dedicado de forma más o menos explícita a quienes están buscando minar las reformas curiales y eclesiales. Así, señaló que un cardenal carente de compasión “no puede ser leal”.

“Muchos comportamientos desleales de hombres de Iglesia dependen de la falta de este sentido de la compasión recibida, y de la costumbre de mirar a otra parte, la costumbre de la indiferencia”, aseveró.
En este sentido, criticó también a las personas “religiosas o incluso dedicadas al culto” que tienden a vivir en un “que se las arreglen”, lo que lleva a crear “estructuras de no compasión”.

Frente a esto, imploró para llegar a tener un “corazón compasivo”, en tanto que la palabra compasión “está escrita en el corazón de Cristo, está escrita desde siempre en el corazón de Dios”. Para el Papa, lejos de ser “una actitud esporádica” de Jesús, le lleva a buscar constantemente “a las personas descartadas, las que ya no tienen esperanza”.

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