Argentina: Marcela Mazzini: “El tema de las mujeres es un signo de los tiempos”

Por una cuestión de espacio, quedaron muchas personas sin poder asistir al encuentro que organizó el área de la Mujer del Departamento de Laicos (DEPLAI), que depende de la Comisión Episcopal de Laicos, Vida y Familia del episcopado.

Vida Nueva tuvo la oportunidad de dialogar con Marcela Mazzini, coordinadora de dicha área, que nos contó los pormenores del encuentro.

Pregunta: ¿En qué consistió el evento “Diálogo sobre el lugar de las mujeres en la Iglesia”?

Respuesta: El evento consistió en el diálogo sobre el tema de referencia entre la Dra. Virginia Azcuy y la Hna Josefina Llach, ambas teólogas. Fue moderado por una tercera teóloga: la lic. Nancy Raimondo. Al finalizar el público hizo preguntas relativas a la cuestión. Convocamos a todos los que quisieran venir, con entrada libre y gratuita; solo había que inscribirse por una cuestión de espacio. En el salón más grande de la sede entran 150 personas y así fue como completamos el cupo. Hemos filmado un video de difusión que pronto estará en el canal de youtube de DEPLAI.

P: ¿Cuál era el objetivo que esperaba cumplir el área Mujer del Departamento de Laicos?

R: El objetivo era plantear el tema e instalarlo como cuestión de reflexión en la comunidad eclesial. También, de algún modo, visibilizar el área de las mujeres y contarle a la comunidad acerca de su existencia.

P: ¿Cuáles fueron las temáticas tratadas y cuáles las conclusiones?

R: Entre otros temas, las expositoras trataron los fundamentos o puntos de partida para hablar de las mujeres en la Iglesia. Al respecto, Virginia (Azcuy) señaló el hecho de que es importante partir del Concilio Vaticano II para hablar de la dignidad de las mujeres en la Iglesia y en la sociedad, una “brújula segura” para el tercer milenio cristiano. Al respecto, se refirió a tres aspectos que pueden ilustrar los fundamentos:

– Primero, recordar la presencia de más de 20 mujeres auditoras (religiosas y laicas) en el Concilio, por iniciativa del Cardenal Suenens de Bruselas, a partir de la III sesión conciliar. Este hecho, inédito en la historia de la Iglesia, marca un punto de inflexión sin precedentes, aunque su memoria y su significado ha sido rápidamente olvidado y sólo hace poco retomado.

– Segundo, en Lumen Gentium 32b, en el capítulo de laicos, se hace una afirmación central: “El Pueblo elegido de Dios es por tanto uno: un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo (Ef 4,5). Los miembros tienen la misma dignidad por su nuevo nacimiento en Cristo, la misma gracia de hijos, la misma vocación a la perfección, una misma gracia, una misma fe, un amor sin divisiones. En la Iglesia y en Cristo, por tanto, no hay ninguna desigualdad por razones de raza o nacionalidad, de sexo o condición social, pues no hay judío ni griego; no hay siervo ni libre; no hay varón ni mujer. Porque todos son “uno” en Cristo (Gál 3,28; Col 3,11). Y aunque no todos van por el mismo camino, todos están llamados a la santidad.

– Tercero, refiriéndose al desafío de la justicia en la convivencia humana, en Gaudium et spes 29b se enseña que “hay que superar y eliminar, como contraria al plan de Dios, toda forma de discriminación en los derechos fundamentales de la persona, ya sea social o cultural, por motivos de sexo, raza, color, condición social, lengua o religión. Pues es realmente lamentable que los derechos fundamentales de la persona no estén todavía bien protegidos en todas partes. Por ejemplo, cuando se niega a la mujer el derecho a elegir libremente esposo y adoptar un estado de vida o acceder a una cultura y educación semejantes a las que se conceden al varón”.

– En síntesis, el Concilio Vaticano II propone una eclesiología de la igualdad de todos los bautizados en el Pueblo de Dios y en ese marco se plantea el lugar de las mujeres en la Iglesia.

Desafíos pastorales

Respecto de los desafíos a futuro que tiene la Iglesia respecto de las mujeres y de su lugar en la comunidad, la Hna. Josefina (Llach) dijo que tenemos que darnos cuenta que el tema de la mujer es el mayor problema de la Iglesia de hoy. Y a la vez, probablemente, la mayor solución, el mejor aspecto de la buena noticia de Jesús que nos falta anunciar, concretar, vivir y mostrar.

Marcó cinco líneas que nos dio el papa Francisco cuando estaba estrenando su misión:

  • Ampliar los espacios para una presencia femenina más incisiva en la Iglesia. Esto es necesario.
  • Garantizar la presencia de las mujeres en los diversos lugares donde se toman las decisiones importantes en la Iglesia
  • El sacerdocio sacramental de los varones no se pone en discusión, pero puede volverse particularmente conflictivo si se identifica demasiado la potestad sacerdotal con el poder. La gran dignidad viene del bautismo. La clave y el eje del sacerdocio ministerial no son el poder como dominio, sino la potestad de administrar el sacramento de la Eucaristía: de ahí deriva su autoridad que es siempre un servicio al pueblo. Sí, la autoridad del orden viene de la Eucaristía. Esto es el centro del sacramento del orden sagrado, en sus 3 grados.
  • La gran pregunta es ¿cómo reconocer mejor lo que esto implica con respecto al lugar posible de las mujeres donde se toman las decisiones importantes en los diversos ámbitos de la Iglesia (todo esto es EG 103-104)
  • El ejercicio del gobierno en la Iglesia no está siempre ligado al sacerdocio ministerial. Está también ligado a los sacramentos del bautismo, la confirmación, la eucaristía y el matrimonio.

P: Ha participado mucha gente del encuentro. ¿Cree que hay una avidez especial con respecto al tema de la mujer en la Iglesia?

R: Seguro, el tema de las mujeres es un signo de los tiempos, en el sentido en el que se utiliza la expresión en GS4. Hay inquietud sobre la cuestión de las mujeres, del género, en el mundo entero y en todos los niveles de la sociedad.

P: ¿Qué otras actividades desarrollarán sobre la misma temática?

Nuestra próxima actividad se dará en el marco del Encuentro Nacional de Laicos que se desarrollará en el Col. Sagrado Corazón del barrio de Almagro, (Hipólito Yrigoyen 4350, ciudad de Buenos Aires), el 8 de Julio. El encuentro tendrá como lema “¡Jesús Vive! Caminemos juntos construyendo la esperanza” y contará con la presencia del secretario del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, el padre Alexandre Awi Mello. Los invitamos a que sientan esta convocatoria como propia y que se animen y animen a otros y otras a participar.

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