Bergoglio pide a los laicos católicos latinoamericanos no permanecer “indiferentes a la cosa pública ni replegados dentro de los templos”

El Papa envía un videomensaje a las jornadas del Encuentro de católicos con responsabilidades políticas al servicio de los pueblos latinoamericanos que concluye hoy en Bogotá

Encuentro en Bogotá de católicos con responsabilidades políticas

“Es necesario que los laicos católicos no queden indiferentes a la cosa pública, ni replegados dentro de los templos, ni que esperen las directivas y consignas eclesiásticas para luchar por la justicia”, ha dicho el papa Francisco, a través de un videomensaje, a los 95 participantes del Encuentro de católicos con responsabilidades políticas al servicio de los pueblos latinoamericanos, que inició el pasado viernes 1 de diciembre y concluye hoy, 3 de diciembre.

El videomensaje de Bergoglio, de 20 minutos –el más extenso de los que ha dirigido a la Iglesia latinoamericana– marcó el inicio de las jornadas que él mismo ha “alentado desde su génesis”, como expresó en su saludo a los dirigentes políticos, obispos y cardenales que se encuentran reunidos en Bogotá.

Servicio inestimable

Al referirse a la política como “alta forma de la caridad”, evocando a sus predecesores –“desde el papa Pío XII hasta ahora”–, Francisco ha subrayado el “servicio inestimable de entrega para la consecución del bien común en la sociedad” que conlleva la tarea de quienes asumen responsabilidades políticas.

“Es un servicio de sacrificio y entrega, al punto tal que a veces se puede considerar a los políticos como ‘mártires’ de causas para el bien común de sus naciones”, ha dicho el Papa, sin desconocer algunas formas de autocracia y totalitarismo que permanecen hasta el día de hoy “y quizás también de algún país de América Latina”, remarcó.

“Todo poder que no esté ordenado al servicio se degenera”, agregó Francisco, argumentando que “es claro que no hay que oponer servicio a poder –¡nadie quiere un poder impotente!–, pero el poder tiene que estar ordenado al servicio para no degenerarse”.

Rehabilitar la dignidad de la política

La “buena y noble política”, que se opone a la “politiquería” teñida de corrupción, reclama “la necesidad de rehabilitar la dignidad de la política”, ha planteado el Papa: “si me refiero a América Latina, ¡cómo no observar el descrédito popular que están sufriendo todas las instancias políticas, la crisis de los partidos políticos, la ausencia de debates políticos de altura que apunten a proyectos y estrategias nacionales y latinoamericanas que vayan más allá de las políticas de cabotaje! Además, con frecuencia el diálogo abierto y respetuoso que busca las convergencias posibles se sustituye por esas ráfagas de acusaciones recíprocas y recaídas demagógicas”.

En este sentido, el imperativo de la formación y la preparación de los relevos generacionales en la política, no puede ser ajeno a “la necesaria y positiva participación de los pueblos, apasionados por su propia vida y destino, que tendría que animar la escena política de las naciones”.

Contra la ‘escandalosa desigualdad social’

Por otra parte, Bergoglio también insistió a los dirigentes políticos en algunos de los temas sociales que han marcado sensiblemente su pontificado, como el desarrollo humano integral: “América Latina tiene también necesidad de un crecimiento industrial, tecnológico, auto-sostenido y sustentable, junto con políticas que enfrenten el drama de la pobreza y que apunten a la equidad y a la inclusión, porque no es verdadero desarrollo el que deja a multitudes desamparadas y sigue alimentando una escandalosa desigualdad social”.

Asimismo, abogando por la defensa del tejido familiar y social, el Papa señaló que “no se puede descuidar una educación integral, que comienza en la familia y se desarrolla en una escolarización para todos y de calidad”.

Francisco acrecentó aún más el tono de su mensaje al reclamar que “tenemos que encaminarnos hacia democracias maduras, participativas, sin las lacras de la corrupción, o de las colonizaciones ideológicas, o las pretensiones autocráticas y las demagogias baratas”. Enseguida enfatizó en el tema central de su encíclica Laudato si’: “cuidemos nuestra casa común y sus habitantes más vulnerables evitando todo tipo de indiferencias suicidas y de explotaciones salvajes”.

Católicos irrelevantes e incoherentes en la escena política

Ante estos desafíos, el Papa reclamó una mayor incidencia de los católicos laicos con responsabilidades políticas: “en verdad, en un continente con un gran número de bautizados en la Iglesia católica, de sustrato cultural católico, en el que la tradición católica está todavía muy vigente en los pueblos y en el que abundan las grandes manifestaciones de la piedad popular, ¿cómo es posible que los católicos aparezcan más bien irrelevantes en la escena política, incluso asimilados a una lógica mundana?”.

A pesar del testimonio de algunos “católicos ejemplares en la escena pública”, Francisco reconoce que “hay muchos que se confiesan católicos –y no nos está permitido juzgar sus conciencias, pero sí sus actos–, que muchas veces ponen de manifiesto una escasa coherencia con las convicciones éticas y religiosas propias del magisterio católico. No sabemos lo que pasa en su conciencia, no podemos juzgarla, pero vemos sus actos”, ha dicho, el obispo de Roma.

Así, El indispensable compromiso de los laicos católicos en la escena pública de los países latinoamericanos, tema propuesto por el Papa para la última Asamblea Plenaria de la Pontificia Comisión para América Latina (CAL) (marzo de 2016), constituye también el núcleo de las reflexiones que se desarrollan en el encuentro convocado conjuntamente por la CAL y el CELAM.

Ante la tentación de encasillar a los “laicos comprometidos” como “aquellos que trabajan en cosas ‘de los curas’”, olvidando y descuidando “al creyente que muchas veces quema su esperanza en la lucha cotidiana por vivir su fe”, Francisco pide “reconocer que el laico por su propia realidad, por su propia identidad, por estar inmerso en el corazón de la vida social, pública y política, por estar en medio de nuevas formas culturales que se gestan continuamente tiene exigencias de nuevas formas de organización y de celebración de la fe”.

A sus hermanos obispos, Bergoglio también recuerda que “no es nunca el pastor el que le dice al laico lo que tiene que hacer o decir, ellos lo saben mejor que nosotros… No es el pastor el que tiene que determinar lo que tienen que decir en los distintos ámbitos los fieles”. De ahí que “como pastores, unidos a nuestro pueblo –asevera Francisco–, nos hace bien preguntarnos cómo estamos estimulando y promoviendo la caridad y la fraternidad, el deseo del bien, y de la verdad y la justicia. Cómo hacemos para que la corrupción no anide en nuestros corazones”.

Diálogo sincero

“Diálogo sincero”, es la clave sugerida por el primer Papa latinoamericano, “un diálogo que sea entre católicos, prelados y políticos, en el que la comunión entre personas de la misma fe resulte más determinante que las legítimas oposiciones de opciones políticas”.

Además, al final del videomensaje, Francisco ha insistido en la importancia de hablar con libertad: “de vuestro diálogo se podrán ir sacando factores iluminantes, factores orientadores para la misión de la Iglesia en la actualidad”.

Se destacan, a continuación, otras frases del mensaje del Papa a los participantes del Encuentro de católicos con responsabilidades políticas al servicio de los pueblos latinoamericanos:

“La referencia fundamental de este servicio, que requiere constancia, empeño e inteligencia, es el bien común, sin el cual los derechos y las más nobles aspiraciones de las personas, de las familias y de los grupos intermedios en general no podrían realizarse cabalmente, porque faltaría el espacio ordenado y civil en los cuales vivir y operar”.

 “Lo que es claro es que se necesitan dirigentes políticos que vivan con pasión su servicio a los pueblos, que vibren con las fibras íntimas de su ethos y cultura, solidarios con sus sufrimientos y esperanzas; políticos que antepongan el bien común a sus intereses privados, que no se dejen amedrentar por los grandes poderes financieros y mediáticos, que sean competentes y pacientes ante problemas complejos, que estén abiertos a escuchar y aprender en el diálogo democrático, que combinen la búsqueda de la justicia con la misericordia y la reconciliación”.

 “No nos contentemos con la poquedad de la política: necesitamos dirigentes políticos capaces de movilizar vastos sectores populares en pos de grandes objetivos nacionales y latinoamericanos”.

“Levantemos nuevamente muy en alto y muy concretamente la exigencia de una integración económica, social, cultural y política de pueblos hermanos para ir construyendo nuestro continente, que será todavía más grande cuando incorpore «todas las sangres», completando su mestizaje, y sea paradigma de respeto de los derechos humanos, de paz, de justicia. No podemos resignarnos a la situación deteriorada en que con frecuencia hoy nos debatimos”.

“¿Qué significa para nosotros pastores que los laicos estén trabajando en la vida pública? Significa buscar la manera de poder alentar, acompañar y estimular los intentos, esfuerzos que ya hoy se hacen por mantener viva la esperanza y la fe en un mundo de contradicciones especialmente para los más pobres. Significa como pastores comprometernos en medio de nuestro pueblo y con nuestro pueblo sostener la fe y su esperanza. Abriendo puertas, trabajando con ellos, soñando con ellos, reflexionando y especialmente rezando con ellos. Necesitamos reconocer la ciudad –y por lo tanto todos los espacios donde se desarrolla la vida de nuestra gente– desde una mirada contemplativa, una mirada de fe que descubra al Dios que habita en sus hogares, en sus calles, en sus plazas”.

 

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