Marcelo Sánchez Sorondo: “Es necesaria una nueva ética para una ecología integral”

Marcelo Sánchez Sorondo, obispo argentino canciller de la Pontificia Academia de las Ciencias Sociales, en el congreso Pobreza y denuncia sobre la destrucción de alimentos, de la Universidad Católica de Valencia octubre 2016

Celebrado el congreso ‘Pobreza y denuncia sobre la destrucción de alimentos’, de la Universidad Católica de Valencia

Marcelo Sánchez Sorondo, obispo argentino canciller de la Pontificia Academia de las Ciencias Sociales, en el congreso Pobreza y denuncia sobre la destrucción de alimentos, de la Universidad Católica de Valencia octubre 2016

Sánchez Sorondo, canciller de la Pontificia Academia de las Ciencias Sociales, en el congreso de la UCV

JOSÉ RAMÓN NAVARRO (VALENCIA) | Para el desarrollo sostenible es necesaria “una nueva ética que comprenda la dimensión de la ecología integral” , de acuerdo a las propuestas del papa Francisco en la encíclica Laudato si’. Así lo explicó el canciller de la Pontificia Academia de las Ciencias Sociales, el obispo argentino Marcelo Sánchez Sorondo, el pasado 14 de octubre en el marco del congreso Pobreza y denuncia sobre la destrucción de alimentos, promovido por la Universidad Católica de Valencia.

“El cuidado y desarrollo sostenible de la Tierra, especialmente respecto del agua y los alimentos, es un tema de justicia social”, recordó Sanchez Sorondo durante su intervención en el congreso, que reunió a personalidades como el premio Nobel Richard John Roberts, impulsor del manifiesto a favor del uso de transgénicos, o Ingo Potrykus, creador del arroz amarillo.

Sanchez Sorondo quiso centrar su intervención en el “mensaje sustancial” de la encíclica del Papa con respecto al cuidado de la Tierra y las consecuencias del cambio climático. En ese sentido, destacó que “tenemos que respetar y desarrollar la Tierra de acuerdo a sus posibilidades reales porque si no, es como un boomerang que va contra el hombre mismo”. Además, recordó que “una de las consecuencias inmediatas del cambio climático es que aumenta la pobreza y, con ello, el hambre”.

En declaraciones a Vida Nueva, Sánchez Sorondo alertó sobre las lecturas erróneas de la encíclica. “Algunos hacen interpretaciones que no están en los textos”, explicó, para añadir, con cierta socarronería, que “es muy difícil que un Papa argentino publique una encíclica a favor de los vegetarianos o que se oponga a los transgénicos, cuando el 80% de la producción de Argentina es de este tipo”. Sobre esta cuestión, aclaró que con los cultivos de transgénicos “no ha habido ninguna consecuencia negativa para el ser humano”. Por contra, el canciller de la Academia de las Ciencias Sociales sí que mostró la preocupación del Papa “por que esta nueva forma de cultivo pueda dejar a la gente sin trabajo”.

Por su parte, el arzobispo de Valencia, el cardenal Antonio Cañizares, también presente en el congreso, reclamó una renovación de la conciencia para acabar con el hambre en el mundo: “Las cifras son escalofriantes. Ante esta situación hay que apelar, llamar una y otra vez a la responsabilidad de los hombres y no podemos cerrar nuestras entrañas a las necesidades de los demás, sobre todo de los más débiles”.

Transgénicos para acabar con el hambre

Uno de los principales protagonistas del congreso ha sido el bioquímico inglés Richard John Roberts, premio Nobel de Medicina en 1993 e impulsor el pasado verano del manifiesto de 110 premios Nobel a favor del cultivo de alimentos modificados genéticamente como la forma de acabar con el hambre en el mundo. En su intervención en Valencia, recordó que el manifiesto también denunciaba la oposición de Greenpeace y otras organizaciones a los transgénicos y pidió a estas entidades que dejen “de intentar asustar a todo el mundo” y de “propagar falsas informaciones sobre el peligro de los transgénicos, porque todas las pruebas científicas nos dicen que es un método muy seguro”. “Este mensaje negativo les puede ir muy bien a ellos para recaudar fondos, pero les va muy mal a las personas que se mueren de hambre en los países en vías de desarrollo”. Como contrapunto, Luis Ferreirim, responsable de Agricultura en Greenpeace España, reafirmó su condena a los alimentos genéticamente modificados y apostó por la agricultura ecológica como “la única que respeta el planeta y a la vez puede proveer a las personas de alimentos sanos y suficientes”.

Publicado en el número 3.008 de Vida Nueva. Ver sumario

 


LEA TAMBIÉN:

Compartir