El cardenal Bertone recibe el Premio Internacional Conde de Barcelona

cardenal Tarcisio Bertone recibe Premio Internacional Conde de Barcelona de manos del

El acto fue un reconocimiento a la positiva aportación de la Iglesia a la sociedad

cardenal Tarcisio Bertone recibe Premio Internacional Conde de Barcelona de manos del Rey Juan Carlos I

JORDI LLISTERRI. BARCELONA | El acto de entrega del Premio Internacional Conde de Barcelona al cardenal Tarcisio Bertone se convirtió en un reconocimiento a la positiva aportación de la Iglesia a la sociedad, acentuada en este momento de crisis. [El cardenal Bertone recibe el Premio Internacional Conde de Barcelona – Extracto]

Así lo relataron las distintas intervenciones del acto presido por Juan Carlos I el martes 25 de septiembre en Barcelona. En palabras del Rey, “el galardón reconoce la loable labor social de la Iglesia católica en los presentes momentos de crisis; una labor de apoyo a los más desfavorecidos, muy actual y a la vez antigua. Una labor bien conocida por la sociedad catalana”.

Era la cuarta edición del premio de la Fundación Conde de Barcelona –vinculada a la familia Godó y al periódico barcelonés La Vanguardia– concedido el pasado noviembre al secretario de Estado del Vaticano, Tarcisio Bertone, un año después de la visita de Benedicto XVI a Barcelona.

El cardenal Lluís Martínez Sistach glosó la figura de Bertone como un “colaborador fiel y eficaz” de Benedicto XVI y como artífice del éxito de las visitas del Papa a España. Tres viajes que “han puesto de manifiesto el prestigio de la figura del Papa en la sociedad española, el arraigo del catolicismo en España y una sabia y prudente inserción de la Iglesia católica en el sistema democrático”.

El reciente viaje al Líbano, o el de Turquía (2006) –con especial interés por el encuentro con el mundo islámico–, o el de Cuba, se presentaron como ejemplo de los éxitos diplomáticos del cardenal Bertone desde que asumió la Secretaría de Estado el 2006.

Junto a ello, el acto recordó, con un vídeo, la presencia que ha tenido Bertone en España, al lado del Papa, o en su estancia en Madrid, en la beatificación del padre Tous o entonando El Virolai en Montserrat. “La Iglesia, un compromiso permanente”, fue el título elegido para acentuar la vocación social y de servicio del catolicismo que representa Bertone.

El Rey resumió la aportación de la presencia constante de la Santa Sede en España y los viajes de Benedicto XVI como una propuesta de “otro tipo de sociedad menos materialista y más atenta a la dignidad humana y a la civilización del amor y de respeto”.

Representantes de primer nivel

La entrega se celebró en el Monasterio de las Clarisas de Pedralbes y reunió una amplia representación de la sociedad civil y empresarial y de las instituciones más representativas de la Iglesia en Cataluña.

El ministro de Interior, Jorge Fernández-Díaz; el president de la Generalitat, Artur Mas, con dos consejeros del Gobierno catalán; la presidenta del Parlament, Núria de Gispert; el alcalde de Barcelona, Xavier Trias; y el primer secretario de los socialistas catalanes, Pere Navarro, fueron los principales representantes políticos presentes en el acto.

En el ámbito eclesial, Bertone estuvo acompañado por los cardenales españoles en activo, Antonio Cañizares y Antonio M. Rouco, por el nuncio Renzo Fratini, y por casi todos los obispos catalanes con los arzobispos Jaume Pujol y Joan-Enric Vives. Una reunión transversal que se produjo sólo unas horas después de la convocatoria electoral que tienen que dar una salida a la agitada situación política en Cataluña.

En su intervención de agradecimiento, el cardenal Bertone se refirió a la necesidad “aunar voluntades” y “vencer pesimismos”. Y explicó que en el contexto actual su esperanza era que fuera posible “la comprensión, el esfuerzo, el diálogo, entendimiento, para asegurar la concordia, y de este modo se pueda superar la crisis”.

El premio al cardenal Bertone, como recordó el editor de La Vanguardia, Javier Godó, tambien reconoce su “cordial comprensión de la realidad catalana”. El arzobispo Martínez Sistach señaló que “ha contribuido de una manera decisiva a robustecer los viejos puentes de la sociedad catalana con Roma y en especial con la Sede Apostólica” y la especial “comprensión de nuestra personalidad, de nuestra lengua y de nuestra cultura”. Bertone respondió con buena parte del discurso en lengua catalana.

“El carisma de Don Bosco ha impregnado la personalidad y las altas responsabilidades del cardenal Bertone, conservando siempre un estilo sencillo, cordial y, juvenil y deportivo, cercano a las personas, a los jóvenes y a los pobres”. Fue otro de los elogios que recibió Bertone del cardenal Martínez Sistach. Una impronta salesiana que también reconoció el Rey.

En el acto se recordó la coincidencia con el 50º aniversario de las catastróficas inundaciones de la comarca del Vallès. El secretario de Estado anunció que el importe del premio lo destinará a la iniciativa contra el paro juvenil promovida por el arzobispado de Barcelona y gestionada por Cáritas, y a una obra educativa de Nicaragua encabezada por las capuchinas de la Madre del Divino Pastor del beato Tous.

“Heridas de la condición humana ante las que no se puede callar”

“A pesar de tantas experiencias frustradas, hemos de creer de creer en una lenta pero verosímil maduración ética de la humanidad”. Esta es la expectativa que pone el cardenal Bertone en la labor diplomática que encabeza desde la Santa Sede. Buena parte de su intervención para agradecer el premio fue un relato de las finalidades de la actividad que realiza la Santa Sede con los 179 con los estados que tiene relaciones. Entre ellos, España, que –recordó– es la misión diplomática permanente más antigua en el mundo. Su reflexión fue publicada el mismo martes en la edición de L’Osservatore Romano.

Así, Bertone recibió el premio como “un reconocimiento al servicio de la Santa Sede presta a los pueblos de la tierra trabajando para su bien y para su desarrollo, colaborando a intensificar la justicia, la solidaridad y la paz entre las naciones del mundo”.

Situó la promoción de la paz, como “un objetivo que se coloca entre el realismo y la profecía. El realismo nos invita a tomar conciencia de la creciente complejidad de las situaciones sociales y de sus conflictos. Y la profecía nos impulsa a no renunciar a lo que a veces en una primera instancia podría ser juzgado como utópico, pero que con la mirada atenta y esperanzada puede ser vista como una posibilidad real”.

Como ejemplos de “las heridas de la condición humana ante las que no se puede callar”, citó “el maltrato que sufren las mujeres en tantos aspectos, el sufrimiento de tantos niños o el abandono que asola a tantos ancianos”.

En el nº 2.817 de Vida Nueva.

 

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