La Iglesia mundial se compromete en la lucha contra los abusos

cardenal Darío Castrillón

Obispos y religiosos participan en el congreso de la Gregoriana para acordar soluciones eficaces

congreso Gregoriana abusos sexuales - vigilia penitencial

Vigilia penitencial en el marco del congreso de la Gregoriana sobre abusos sexuales

ANTONIO PELAYO. ROMA | Por fin alguien ha levantado la voz para lamentar el clima que desde hace algunas semanas, meses, reina en amplios sectores de la Curia romana. El cardenal Walter Kasper, presidente emérito del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, en unas declaraciones a Gian Guido Vecchi, del Corriere della Sera (13 de febrero), muestra su consternación ante la fuga de noticias y documentos anónimos o firmados, “luchas por el poder”, intrigas, conciliábulos y pérfidas zancadillas.

“Es un problema de falta de eclesialidad –señala el cardenal alemán–. Los que se prestan a estas cosas carecen de sentido de la Iglesia, de lealtad a la Iglesia y al Vaticano. Esto no se hace. Como cristiano y como persona, pienso que alguien puede pedir justicia si se considera víctima de una injusticia. Pero no de esta manera. Hay un mal estilo… Quien hace estas cosas es un irresponsable”.

Un cronista de las cosas vaticanas que, como es mi caso, arrastra años de oficio no puede menos que suscribir esas palabras, subrayando, por otra parte, que es un clima típico de fin de règne, aunque esta sea siempre una previsión peligrosa.

Comencemos, sin embargo, nuestra crónica semanal con otras noticias de índole bien diversa. Me refiero al Congreso de obispos y superiores religiosos sobre el abuso sexual a menores, organizado por la Pontificia Universidad Gregoriana del 6 al 9 de febrero, con el alentador lema de Hacia la curación y la renovación.

congreso Gregoriana sobre abusos en la Iglesia - vigilia penitencial

Otro momento de la vigilia penitencial

En él han participado representantes de 110 conferencias episcopales de todo el mundo, altos exponentes de la Curia romana (los cardenales William J. Levada, Marc Ouellet y Fernando Filoni, o los arzobispos Luis Ladaria, Savio Hon Tai Fai, Joseph W. Tobin y Charles J. Scicluna) y una treintena de superiores religiosos, entre ellos, Adolfo Nicolás, prepósito de la Compañía de Jesús y Gran Canciller de la Gregoriana.

Por la mañana tenían lugar las exposiciones sobre las proporciones y características del problema en diversas partes del mundo, y por las tardes se abordaron temas como las relaciones entre Internet y pornografía, la prevención de los abusos de adultos vulnerables, etc. También hubo una vigilia penitencial en la Iglesia de San Ignacio y una Eucaristía en la vecina Basílica de los Santos Apóstoles.

Curiosamente, los congresistas no fueron recibidos en audiencia privada por Benedicto XVI, que les hizo llegar, sin embargo, un mensaje en el que pedía una respuesta global: “La cura de las víctimas debe ser una importante preocupación en la comunidad cristiana y debe ir acompañada por una profunda renovación de la Iglesia a todos los niveles”.

La primera ponencia del simposio estuvo a cargo del cardenal Levada (El abuso sexual de menores: una respuesta polifacética al desafío), quien reconoció que, “bajo la batuta del cardenal Joseph Ratzinger, la Congregación para la Doctrina de la Fe se enfrentó a un drástico aumento del número de casos comunicados: más de 4.000 en esta década”. A pesar de lo cual –se lamentó–, el Papa “ha sido objeto de ataques mediáticos en distintos lugares del mundo durante los últimos años”.

Refiriéndose a la cooperación con las autoridades civiles, afirmó: “El abuso sexual a menores no es solo un delito recogido en el Derecho Canónico, sino que se trata también de un delito perseguido por la mayor parte de las autoridades civiles. La Iglesia tiene la obligación de cooperar con las exigencias del derecho civil respecto a la comunicación de dichos delitos a las autoridades competentes”.

Marie Collins víctima de un cura pederasta

Marie Collins relató su escalofriante testimonio

Testimonio impactante

Al margen de las ponencias, causó especial impacto la intervención de la señora Marie Collins, una irlandesa sexagenaria que a los 13 años fue agredida sexualmente repetidas veces por el capellán del sanatorio donde estaba internada y sola.

Una de las frases de su escalofriante confesión apareció al día siguiente en todos los medios de comunicación: “Las manos que abusaban de mi cuerpo por la noche –relató casi al borde de las lágrimas– eran las mismas que a la mañana siguiente me daban la sagrada hostia”.

Y concluyó: “Siento que lo mejor de mi vida comenzó hace 15 años, cuando mi agresor fue llevado ante la justicia. Durante todos estos años he trabajado con mi diócesis y toda la Iglesia católica en Irlanda para mejorar su política de protección a los niños. Mi vida ya no es un terreno baldío. Siento que tiene un sentido y que vale la pena”.

El simposio va a tener continuidad a través del Centro para la Protección de los Menores instituido conjuntamente por la Gregoriana, la Universidad de Ulm y la Archidiócesis de Múnich, patrocinadora oficial de la iniciativa, con 1.200.000 euros para el primer trienio de funcionamiento. El centro, que dirigirá el jesuita Hans Zollner, ofrecerá formación a quien lo desee sobre la protección de la infancia. [Entrevista con Hans Zollner: “Nunca tendremos una cifra total de abusos sexuales dentro de la Iglesia”]

“La crisis de credibilidad –aseguró el cardenal Reinhard Marx, arzobispo de la capital bávara– no ha finalizado, pero vamos a reconquistarla paso a paso”.

Escándalos por la fuga de documentos

Vengamos ahora a los “escándalos” de la semana. El más clamoroso de todos, sin duda, el lanzado por el diario italiano izquierdista Il Fatto Quotidiano el 10 de febrero. Su primera página se abría con el antetítulo “Vaticano, tramas y venenos”, para dar paso al gran titular: “Complot contra el Papa, morirá dentro de doce meses”. Dentro, cuatro páginas desmenuzaban la “información”, acompañada por un editorial: “Guerras no santas”.

cardenal Darío Castrillón

El cardenal Darío Castrillón

Por el estricto deber que sentimos de no ocultar a nuestros lectores algo que ha circulado ampliamente por todos los medios de comunicación, vamos a dar los datos que consideramos esenciales para que se hagan una idea justa.

En los primeros días de enero –según Il Fatto–, el cardenal Darío Castrillón Hoyos, prefecto emérito de la Congregación para el Clero y expresidente de la Comisión Ecclesia Dei, hace llegar a la Secretaría de Estado y al Papa un documento de dos páginas (traducido al alemán y con la nota “Estrictamente confidencial”). Lo cierto es que el 13 de enero, el purpurado colombiano fue recibido en audiencia por Benedicto XVI.

El “documento” (por llamarlo de alguna manera) en cuestión tiene tres partes: la primera se refiere a un viaje del cardenal Paolo Romeo, arzobispo de Palermo, a China; la segunda se detiene en las relaciones entre el Santo Padre y su secretario de Estado, Tarcisio Bertone; la tercera aborda el tema de la sucesión de Benedicto XVI, siempre citando como fuente al cardenal siciliano.

Este ha confirmado que viajó a China el pasado noviembre, donde permaneció cinco días (“Viaje estrictamente privado sobre el que no tengo nada que decir”), pero ha negado con rotundidad las afirmaciones que se le atribuyen.

El documento no pone en boca del cardenal Romeo ninguna afirmación, sino que se limita a recoger las impresiones que sacaron algunos de sus interlocutores de la conversación que mantuvieron con él en Pekín.

La más increíble de todas es: “El cardenal habría anunciado que al Santo Padre le quedan solo doce meses de vida. Durante sus coloquios en China, ha profetizado la muerte de Benedicto XVI en doce meses. Las declaraciones del cardenal han sido expuestas, por una persona probablemente informada de un serio complot delictivo, con tal seguridad y firmeza que sus interlocutores en China han pensado con espanto que se está tramando un atentado contra el Santo Padre”.

Otra de las lindezas transcritas de las conversaciones pequinesas del cardenal puede indicar hacia dónde van los tiros de esta filtración interesada: “La relación entre el Papa y su secretario de Estado sería muy conflictiva. En una atmósfera confidencial, el cardenal Romeo ha referido que Benedicto XVI odiaría, literalmente, a Tarcisio Bertone y lo sustituiría con mucho gusto por otro cardenal. Romeo ha añadido que no existiría ningún otro candidato apto para cubrir dicho puesto y que por esta razón Bertone continuaría ejerciendo el cargo”.

La ‘perla’ final es que después de la muerte de Benedicto XVI, “el cardenal Scola será elegido Papa, a pesar de que tiene importantes enemigos en el Vaticano”.

Divisiones internas

Como he dicho, este material ha circulado difusamente en muchos medios de comunicación, y los más serios han subrayado que su divulgación pone en evidencia las divisiones dentro de la Curia romana y de la Iglesia italiana, los arreglos de cuentas entre las diversas facciones (¿cómo llamarlas de otro modo?), las ambiciones personales… Todo esto, con el apoyo de algunos sectores políticos y económicos que juegan entre bambalinas, y de periodistas ansiosos de notoriedad y deseosos de aumentar sus ingresos. [EDITORIAL: Filtraciones en el Vaticano]

Estos factores, sin ir más lejos, fueron los que empujaron a una periodista del diario excomunista L’Unitá (8 de febrero) a reciclar viejas falsedades sobre las malandanzas del IOR (Instituto para las Obras de Religión) y de cuatro sacerdotes acusados de blanqueo de dinero.

Al día siguiente, la misma cadena televisiva que había difundido las cartas de monseñor Viganó volvió a la carga sobre los comportamientos económicos del Vaticano.

En dos días consecutivos, el P. Federico Lombardi, director de la Oficina de Prensa vaticana, tuvo que atajar tal descaro informativo con sendas declaraciones que desmienten algunas de las afirmaciones hechas y muchas de las insinuaciones malévolas. Una de ellas es de no poca entidad: el presidente del IOR, Ettore Gotti Tedeschi, y su director general, Paolo Cipriani, no han sido nunca imputados por las autoridades judiciales italianas –como afirmaba el artículo de la colega–, sino simplemente investigados.

El martes 14, el P. Lombardi volvió a intervenir, comparando la fuga de documentos con Wikileaks y recomendando “calma y sangre fría”.

Mesa redonda sobre comunicación e Iglesia

Finalmente, el próximo 21 de febrero, la Embajada española ante la Santa Sede acogerá la mesa redonda ¿La Iglesia es aún noticia? La experiencia de la JMJ de Madrid.

Vida Nueva ha sido invitada a participar en el debate, en el que participará su director, Juan Rubio, junto con el arzobispo Claudio M. Celli, Gian Guido Vecci, Marco Ansaldo (La Reppublica), Enric Juliana (La Vanguardia) y Antonio Gallo, responsable de redes sociales en la JMJ 2011.

En el nº 2.789 de Vida Nueva.

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