Cuba, una transición ya en camino

ARACELI CANTERO GUIBERT | El VI Congreso del Partido Comunista Cubano, finalizado el pasado 19 de abril bajo el lema Proyecto de lineamientos de la Política Económica y Social, ha dejado en el tapete novedades e incógnitas sobre el futuro de Cuba, pero para algunos analistas,  ha sentado las bases estructurales de una transición cubana, ya en marcha, bajo un Raúl Castro que se ha hecho con las riendas del gobierno del país.

Como novedad, Raúl quedó como primer secretario del Partido Comunista, cargo que ocupó Fidel durante 46 años. El VI Congreso aprobó el nuevo Comité Central del Partido, que tiene la autoridad entre congresos. De los nuevos miembros, 21 son generales o almirantes. Hay 48 mujeres y 36 negros. En su primera reunión, eligieron al Buró Político y Secretariado.

El Buró Político ha sido reducido a 15 miembros, con un promedio de 68 años de edad, con tres nuevas figuras, más jóvenes, a quienes los analistas atribuyenuna tarea futura importante. Entre ellas, el exministro de Economía Mariano Murillo, de 50 años, quien en febrero tuvo un encuentro con la jerarquía católica cubana.

Como fruto de las consultas al pueblo, los ‘lineamientos’, según explicó Castro en su discurso, fueron enmendados en un 60% y han sido aprobados por unanimidad por los delegados. Quedan por conocerse los detalles, y Raúl ya dijo que harán falta unos cinco años para implementarlos.

En su borrador proponían la posibilidad de la inversión extranjera y la eliminación, de forma “ordenada”, de la libreta de abastecimientos vigente desde 1962, que ya se ha iniciado, junto a “nuevas formas de gestión no estatal”, con el despido de miles de trabajadores y reformas para “elevar la eficiencia del trabajo social”.

Sobre las reformas económicas, el 28 de febrero, el cardenal Ortega comentó que en la década de los 80, “el país emprendió algunas reformas más amplias que las que se proponen ahora”, y en la revista de su diócesis, Palabra Nueva, su director, Orlando Márquez, escribía en enero que “los movimientos económicos anunciados de un tiempo a esta parte, realmente son tan incipientes que se hace difícil, por ahora, hablar de algo más que anuncios”.

Por su parte el obispo de Holguín, Emilio Aranguren, señaló que “la impresión popular es que hay lentitud, inseguridad, incertidumbre en dar los pasos”. Pero recuerda que Castro fundamenta el ritmo de implementación de las medidas de manera tal que “se eviten improvisaciones y apresuramientos”.

Para el politólogo Rafael Hernández, que dirige la revista Temas, el Proyecto de Lineamientos es la alternativa de cambio más importante del modelo socialista cubano desde 1976. En un aporte a la revista Espacio Laical, de la Arquidiócesis de La Habana, Hernández subrayó que muchas de las transformaciones de fondo que se proponen afectan las relaciones entre el Estado y la sociedad civil, y conllevan cambios de naturaleza política.

Oswaldo Payá, fundador del Movimiento Cristiano Liberación, recuerda que “se trata de un partido único que se recicla a sí mismo” y que no representa al pueblo, por no existir en Cuba elecciones libres. Son “medidas para hacer eficiente el régimen de la ineficiencia y obligar al pueblo a seguir sosteniendo el orden sin derechos”, sostiene. Pero el escritor Norberto Fuentes, radicado en Madrid, hace notar que sí hay gente nueva: la ha entrado en el Comité Central, que ha cambiado en más del 50%.

En una entrevista publicada en El País el 21 de abril, Fuentes asegura que “la revolución cumplió su ciclo y ahora viene otra gente”, cuyo principal cometido será el desarrollo económico. “Esto es un proceso irreversible, indetenible de reorganización del país para dejárselo a una nueva generación”, porque, según afirma, incluso los militares que se quedan “son ya gente nueva”.

Para Fuentes, Raúl Castro ha logrado “la nueva estructura del país e iniciar con perfecto orden la transición, con una generación que no va tenerle miedo a nada: ni a la computación ni a hablar con sus iguales de Miami… son gente nueva, y ¿de qué crimen se les va a acusar?”, se pregunta.

En palabras de Castro al clausurar el Congreso, se trata de “preservar y seguir perfeccionando el socialismo, y no permitir jamás el regreso del régimen capitalista”.

En el número 2.751 de Vida Nueva.

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