Tribuna

¡Quiero ser salesiano… y llevo una semana!

Compartir

No sabemos nunca cómo Dios va a romper nuestros planes, en mi caso hace una semana que dije que sí, que mi vida era para los jóvenes, que mi ultimo aliento será para ellos. Parecen cosas bonitas, y las son, pero siempre hay un truco y el jefe en eso siempre nos pilla: Tienes que confiar.

No llevo una semana conociendo a los salesianos, llevo años; tampoco llevo una semana haciendo experiencia de comunidad, llevo 4 meses. Pero desde hace una semana me atreví a confiar. Al principio me daba vértigo, ¿Cómo Dios podía querer algo así de mi? ¿Quién soy yo para que me elija? Estas preguntas y un pequeño cuaderno de muchas más me rondaron los meses de verano. Pero en mi corazón supe que aquello no era nada importante, que me habías cambiado la vida una vez ¿porqué no podrías hacerlo de nuevo? Y así lo decidí, con el mismo temblor que recorría mi cuerpo me senté un 5 de agosto en la Basílica de María Auxiliadora en Turín a plantearme en serio aquello a lo que me llamaste.

No fue fácil, ni un suplicio

Continué escuchándote, pero con gran alivio me aventuraba ahora hacia una nueva experiencia de comunidad, en una casa de orientación vocacional, en otra ciudad, con salesianos desconocidos y un nuevo centro juvenil. Vivir el día a día, la complicación y la tarea de cada jornada, me hacían darme cuenta de que siempre estabas conmigo, a mi lado sin que me diese cuenta. Hasta que una ocasión lo pude ver claro, en los peores días cuando ni yo mismo podía estabas ahí, cuidándome y dándome fuerzas. Aquellos desconocidos eran ahora mis hermanos, a veces casi como padres, y todo poco a poco fue tomando otro color: la universidad, mi habitación, el centro nuevo… Todo cambiaba.

No fue fácil, ni un suplicio, pero puedo decir que 4 meses después; feliz, pleno y lleno de vida me di cuenta de que me llamabas a algo más que probar, que mi compromiso “no era a medias”, porque para mi no hay nada más bello que dar mi vida por los demás y yo eso de entregarme o lo hago con todo o no lo hago, que soy demasiado perezoso para quedarme en medias tintas. Y así lo decidí, mi siguiente paso.

Hace una semana soy prenovicio salesiano, hace una semana me envolví de tu locura, locura de amor por los demás y por ti. Hace una semana mi vida tomó sentido.