Tribuna

Pensar y repensar a la familia

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pedro-laxaguePEDRO LAXAGUE. Obispo de Zárate-Campana (Argentina) y padre sinodal

Amoris laetitia es una exhortación apostólica que esperaba y en la que creo mucho. Después de vivir la experiencia como padre sinodal, no imaginaba cómo podría salir ni cómo iba a quedar. Sin embargo, en sus 325 artículos recoge de manera magistral todo lo que se ha trabajado en los Sínodos de la Familia. Es una exhortación que nos anima a ponernos las pilas y a trabajar en un tema sumamente central para la humanidad: la familia. Pablo VI decía que la Iglesia es “experta en humanidad”; yo creo que la Iglesia es experta en familia. Y me atrevo a decir esto porque cuando uno lee los documentos de los Concilios de los Papas encuentra muchos aportes sobre la familia. Pero en Amoris laetitia el papa Francisco pone su impronta personal frente a las demandas de la sociedad que cada vez experimente nuevos y fuertes dolores, en donde hay sufrimientos en las familias por diversas razones. Muchas veces la Iglesia, pastores y fieles, frente a esta realidad concreta del mundo de hoy, no acompaña de la mejor manera. Por eso, creo mucho en esta exhortación apostólica.

Desde hace más de 50 años la Iglesia viene realizando experiencias muy profundas y valiosas con las familias. De hecho, en cada una de sus frases, el Santo Padre relata al mundo lo que la Iglesia ya venía haciendo y las acciones concretas que se venían realizando. Cada tanto, es sanamente necesario repasar lo que se hizo y replantear cómo se empezará a hacer de nuevo. Eso es Amoris laetitia.

En todo el mundo, la Iglesia parroquial está hecha de iglesias domésticas, el hogar de las familias. Por eso, los sacerdotes quieren ser ayudados, quieren aprender. Lo que propone Amoris laetitia les interesa mucho, porque cada sacerdote ve en sus comunidades todos los días las diversas situaciones que atraviesan las familias.

En los Sínodos se ha trabajado y reflexionado mucho,
se ha invertido mucho tiempo.
Se ha consultado a gente en todo el mundo,
a través de las diócesis, a cada comunidad.

Son nueve capítulos. Cada uno toca temas que ayudan a iluminar las diferentes realidades ¡Nadie podría decir que no le sirve! Porque se habla de la belleza del amor. ¡Nadie puede decir que la Iglesia los deja afuera! Porque Amoris laetitia incluye a todos, no queda nadie afuera.

En los Sínodos de 2014 y 2015 se ha trabajado y reflexionado mucho, se ha invertido mucho tiempo. Se ha consultado a gente en todo el mundo, a través de las diócesis, a cada comunidad. Durante las discusiones se trataron de abarcar muchos temas, pero ante el análisis de cada situación, siempre se concluía con que la solución radicaba en acompañar a la gente, en estar más cerca de las familias y de sus diversas problemáticas para escuchar y, si es posible, dar una palabra que aliente u oriente. No sirve de nada catalogar ni etiquetar.

La Iglesia, por esencia, es familia: Jesús nació en una familia y quiso que su Iglesia tuviera esa impronta familiar en donde lo esencial es el Evangelio, como el amor que subsiste en toda familia; toda familia puede escuchar un aporte, una ayuda de la Iglesia.

¡Yo tengo mucha esperanza de que esta exhortación apostólica nos ayude como Iglesia a seguir caminando junto con las familias!