Tribuna

Juan Miguel Díaz Rodelas ‘in memoriam’

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Ayer sábado, 12 de octubre, falleció repentinamente el destacado biblista Juan Miguel Díaz Rodelas. El currículo del profesor Díaz Rodelas es extenso. Nació en Arico Nuevo (Santa Cruz de Tenerife) en 1950, aunque finalmente recaló en Valencia, donde hizo sus estudios de Teología.

Desde 1999 era canónigo de la catedral de Valencia, siendo también canónigo celador del culto al Santo Cáliz; en la actualidad era presidente del Patronato del Colegio Imperial de Niños Huérfanos San Vicente Ferrer.

El biblista Juan Miguel Díaz Rodelas durante una de sus múltiples conferencias

El biblista Juan Miguel Díaz Rodelas durante una de sus múltiples conferencias

Se doctoró en Ciencias Bíblicas en el Pontificio Instituto Bíblico en 1993. Era catedrático de Nuevo Testamento en la Facultad de Teología San Vicente Ferrer, de la cual fue también decano, y director del Instituto Superior de Ciencias Religiosas de Valencia. El 24 de abril de 2013 entró a formar parte de la Real Academia de Doctores de España con la Medalla n. 21.

Destacado biblista

En 2008, el papa Benedicto XVI lo nombró miembro de la Pontificia Comisión Bíblica; en 2014, el papa Francisco lo renovó en ese cargo.

Entre 2002 y 2004, fue subdirector de la Asociación Bíblica Española (ABE) 2004; entre 2004 y 2010, fue su director, llevando a cabo una gestión tan positiva como valorada por todos los miembros de la ABE.

También fue director de la revista ‘Estudios Bíblicos’ entre 2002 y 2007, así como autor de libros y artículos bíblicos tanto especializados como de divulgación. Un capítulo destacado de su trayectoria fue el papel desempeñado en laSagrada Biblia’. Versión oficial de la Conferencia Episcopal Española (2010), de cuyo Comité Técnico para la traducción y edición fue secretario.

El pasado 21 de abril me llegaba un ‘whatsapp’ del “jefe”, como yo le llamaba, en el que deseaba que la luz y la fuerza del Resucitado llenaran mi vida. Esa luz llena ahora sin duda la vida de Juan Miguel, que podrá decir con verdad, con palabras de su querido apóstol Pablo, que ya no vive él, sino que es Cristo quien lo hace.