Tribuna

El proyecto de la JOC: “Ver, gustar y obrar en consecuencia”

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Cada vez que somos capaces de pararnos y mirar el rostro de un hermano somos interpelados y renovados desde dentro.

“Gracias por acogernos y escucharnos de corazón a corazón, gracias por la oportunidad que nos dais de poder deciros lo que somos, lo que nos mueve y lo que hacemos, compartiendo las dificultades que encontramos en nuestra tarea”. Son las palabras de una joven de la JOC (Juventud Obrera Católica) a los obispos de la Comisión de Apostolado Seglar que el pasado día 13 de noviembre nos recibieron para tener un diálogo fraterno.

El haber podido reflexionar durante tres años sobre nuestro ser Iglesia y sobre nuestra tarea evangelizadora nos ha permitido conocer más y mejor nuestra identidad y nuestra misión, y reconocer y amar más nuestra pertenencia a la Iglesia.

Llegar a sentirnos parte de una comunidad eclesial que tantas veces descubrimos con dolor alejada de la vida de los hombres y mujeres trabajadores y sobre todo de la juventud (padecemos con más virulencia los males del sistema, las consecuencias de la crisis) es hoy una tarea tan difícil y tan compleja como tomar conciencia de que pertenecemos a la clase obrera, a la masa de los trabajadores y trabajadoras a los que se les niega muchos derechos y se les priva de muchas oportunidades. Estos son, entre otros, algunos de los retos con los que nos encontramos hoy en la JOC.

El proyecto evangelizador de la JOC

Un momento del encuentro entre la JOC y los obispos

Eran las tres y media de la tarde, había mucho cariño y mucha esperanza en los cuatro jóvenes que fueron interlocutores de los obispos. Con convencimiento, con confianza, con serenidad, fueron desgranando el proyecto evangelizador de la JOC. En todo momento partieron de la realidad juvenil de la que ellos participan y conocen bien, sin doble lenguaje ni eufemismos, haciendo referencia a la propuesta educativa y evangelizadora que viene realizando la JOC en distintos barrios obreros de las diecisiete diócesis en la que está presente el movimiento.

En el relato que hicieron se les oyó hablar de cercanía, de escucha, de respeto y de paciencia. También de dificultades y resistencias, pero sobre todo, de las potencialidades que encierran los jóvenes y de oportunidades.

Se compartió todo lo que supone para la JOC hacer el primer anuncio del Evangelio entre este tipo de jóvenes y de la dificultad que comporta pero, antes que nada, se constató la alegría de compartir la vida, de alimentar la esperanza, de estrenar con ellos el Evangelio como Buena Noticia que los pone en pie y los hace protagonistas de sus vidas. Se habló con convencimiento de la urgencia de invertir en valores del Reino, de apostar por ellos desde la gratuidad, de la importancia de los procesos, del acompañamiento… “Dichosos vosotros que veis y escucháis…” (Mateo 13,16).

Ciertamente, es una alegría y un privilegio escuchar a jóvenes convencidos planteamientos tales como: cuidar un estilo de vida militante, la necesidad de desarrollar la vocación cristiana, la importancia de la espiritualidad de la acción, de iniciar en la oración y trabajar el cuaderno de vida, practicar la Revisión de Vida, de cómo ayudar a realizar el plan personal y los planes de acción en los ambientes, etc.

Sin duda, fueron momentos muy intensos en los que se compartió la experiencia de los Equipos de Vida. Se contaron también experiencias de conversión personal y de transformación de la realidad; en definitiva, “se habló de lo humano donde se hace presente lo divino”.

La respuesta de los obispos

Obispos y miembros de la Comisión de Apostolado Seglar escuchando a los jóvenes

Por otra parte, pudimos escuchar palabras como: “No dudéis que sois Iglesia entre los jóvenes”, “vivir contra corriente como lo hacéis en la JOC no es fácil”, “vuestro estar en las fronteras es una misión de riesgo, pero una misión de Iglesia”, “el servicio que realizáis lo valora la Iglesia”, “La tarea que desarrolláis tiene un gran potencial evangelizador que tenéis que continuar ofreciendo a la Iglesia y a los jóvenes”… Son expresiones de nuestros pastores que confirman que el trabajo realizado durante todo este tiempo no ha sido en balde para nadie, ni para ellos ni para la JOC.

Una vez más pudimos gustar el valor de la diferencia, la riqueza de sensibilidades y de los matices que aportan los diferentes puntos de vista. Y dejarnos cuestionar, abiertos a la corrección y a las sugerencias, sin miedo a equivocarnos para aprender de todo y de todos y sobre todo caminar juntos hacia el horizonte del Reino de Dios.

Esta es la experiencia que vivimos junto a nuestros hermanos de la HOAC, compartiendo los proyectos evangelizadores que ambos movimientos ofrecemos hoy a la Iglesia para evangelizar el mundo del trabajo.

Nadie nos pide que nos uniformemos y sí que nos complementemos, nos coordinemos, nos queramos y nos sostengamos mutuamente, que seamos sacramento de la vida nueva que es posible desde Jesucristo, en definitiva, que vivamos con creatividad y audacia la “comunión” para la “misión”.

Ahora se trata de obrar en consecuencia.

(*) Mario Picazo es el consiliario general de la JOC