Tribuna

Cáritas Castrense: sumando en la Iglesia

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Pero, ¿existe Cáritas Castrense? ¿Y qué es lo que hacen? ¿Hay pobres en el entorno castrense? ¿Y no están ya las Cáritas diocesanas territoriales para ejercer la Caridad?

Estas y otras preguntas parecidas puede hacerse el lector que no tenga conocimiento previo de su existencia y actividad. Trataré pues, en estas líneas, de apuntar respuestas y compartir esta realidad de la existencia de una Cáritas más, tal vez la más joven y modesta de las 70 que forman la Confederación de Cáritas Española.

Iniciativa de Juan del Río

Allá por el mes de octubre de 2012 se materializó el nacimiento por iniciativa del arzobispo castrense, don Juan del Río, al decidir su constitución, tras reflexionar sobre la manera en que debería cumplimentarse en su diócesis el ministerio de la Caridad que le corresponde. Al ser la Caridad una actividad de la Iglesia que forma parte esencial de su misión originaria, al igual que el servicio de la Palabra y los sacramentos, asumió de esta manera la responsabilidad de que su Iglesia particular fuese un lugar de ayuda recíproca y, al mismo tiemp,o de disponibilidad a cuantos fuera de ella necesitan ayuda. Ello no quiere decir que con anterioridad no se ejerciese la Caridad en su diócesis, sino que esta debería realizarse de una forma más organizada y acorde con los parámetros ya establecidos en la confederación de Cáritas Española.

Nace de esta forma Cáritas Castrense, con un grupo de voluntarios entusiastas dedicados inicialmente a identificar las áreas y ámbitos de actuación en función del carácter personal de pertenencia de sus miembros a la diócesis castrense, y de la especificidad de su organización en el territorio. Su ámbito es todo aquél donde se encuentren unidades o centros de Defensa, las Fuerzas Armadas, la Guardia Civil y la Policía Nacional, tanto en territorio nacional como en el extranjero, allí donde se desarrollen misiones de carácter internacional.

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Nacidos para sumar

Siendo Cáritas Castrense el órgano oficial del Arzobispado Castrense para el ejercicio de la Caridad, habíamos nacido para sumar y colaborar, y en ningún caso interferir la actuación caritativa y social que venían realizando otras organizaciones o grupos tanto internos como externos al arzobispado.

Se constituye, pues, Cáritas Castrense por medio de unos Servicios Centrales en Madrid y las diversas Cáritas parroquiales presididas por los párrocos y capellanes castrenses que dan servicio religioso en bases, centros y acuartelamientos. El programa de creación de estas Cáritas parroquiales y su posterior desarrollo y consolidación ha dispuesto de la ayuda inestimable del Fondo Interdiocesano de la Confederación de Cáritas. Contamos ya con 21 Cáritas parroquiales activas y otras más en desarrollo.

Cristianos “uniformados”

Entendiendo a Cáritas como parte integrante de la Iglesia misma y como su expresión más palpable del mensaje evangélico del amor al prójimo, los cristianos “uniformados” dan su particular testimonio a través del voluntariado en Cáritas Castrense con su disponibilidad para ayudar a quien lo necesite tanto en su cercanía y entorno como en apoyo a otras Cáritas hermanas. Ello ha sido comprendido y asumido de forma excelente en todos los ámbitos de la confederación, de quienes recibimos un gran apoyo y acompañamiento.

Así pues, la labor de Cáritas Castrense, aunque todavía modesta en cuanto a su volumen de aplicación de fondos (380.193 euros en 2018), ha conseguido centrarse en actividades y proyectos que vienen a atender las necesidades más relevantes tras el estudio de la realidad social del entorno.

Una respuesta diversa

En el entendimiento de que la pobreza se manifiesta de formas muy diversas y no solamente por la falta de recursos materiales, los voluntarios de Cáritas Castrense (más de 200 en la actualidad) y las tres personas contratadas hemos consolidado un programa de acogida y atención primaria a familias o personas que acuden con necesidades de diversa índole, producto en muchos casos de desestructuración familiar, enfermedad, discapacidad, e incluso soledad y desarraigo.

Desde los pasos iniciales, se realizan entregas de alimentos, ropa, ayudas monetarias a familias con muy bajos ingresos económicos y ayudas varias a familias de refugiados afganos que fueron intérpretes de las unidades en sus despliegues.

Atención a personas mayores

En el proyecto de atención a personas mayores participan 17 Cáritas Parroquiales con 65 voluntarios, apoyando a un total de 82 retirados y viudas por medio de acompañamientos en domicilios, residencias y hospitales, además de un buen número de actividades culturales y de ocio. El proyecto de acompañamiento y ayuda a personas con discapacidad se ha iniciado en 2019 y ya se han realizado diversos acompañamientos y actividades formativas.

Desde nuestro arraigado sentido de la dimensión universal de la Caridad, desarrollamos también un programa de cooperación internacional acorde con la obvia sensibilización de quienes están acostumbrados a conocer de cerca las extremas condiciones de vida de las poblaciones próximas a los despliegues internacionales. Participamos con Cáritas Española en dos proyectos (Mali y Líbano) y colaboramos con las unidades desplegadas en el extranjero por medio de la recolección y preparación de envíos de ayuda humanitaria como complemento de la cooperación cívico-militar en diversas zonas (Dakar, Gabón, Mali, Yibuti), además de la construcción de una escuela en Mali.

Un privilegio

Desde el punto de vista personal, considero un privilegio el formar parte de la institución desde sus primeros pasos como voluntario, participando en la concepción y puesta en práctica de los planes de implantación, hasta alcanzar en la actualidad una cierta consolidación y expansión. Las Cáritas parroquiales, en constante crecimiento, realizan una gran labor cada una en función de su entorno y circunstancia, por lo que quiero, desde esta tribuna, aprovechar la ocasión para reconocer la dedicación, entrega y perseverancia de capellanes y voluntarios.

Fui nombrado director diocesano en marzo de 2017 al acceder mi antecesor en el cargo, Manuel Bretón, a la presidencia de Cáritas Española y al tener la confianza de mi arzobispo y de su delegado episcopal, que agradezco sobremanera. Tras estos años de experiencia, primero como voluntario y luego como director, puedo constatar que Cáritas Castrense es ya una institución consolidada, que suma en la Iglesia a través de sus actividades y proyectos en favor de quienes necesitan ayuda, en numero creciente a medida que se nos va conociendo.

Una mirada samaritana

Una Cáritas que sale al encuentro de aquellos, especialmente de su entorno, que necesitan ayuda, acompañamiento y una mirada samaritana iluminada por la luz del Evangelio. No imaginé a un viejo soldado como yo pasando, ya en su retiro profesional, por esta maravillosa experiencia de caridad, amor y entrega protagonizada por los componentes de Cáritas Castrense. Bien pensado, no es nada extraño que, desde su propia comunidad cristiana, personas que han sido capaces de tener como línea de conducta la solidaridad, la justicia, la honradez y el compromiso de entrega de la propia vida por sus semejantes, asuman sin dificultad los valores y principios de Cáritas en su plena dimensión.

Rafael Barbudo Gironza es teniente general en situación de retiro y director diocesano de Cáritas Castrense