Tribuna

Acompañar a los acompañantes

Compartir

La vocación al acompañamiento es nuestro distintivo como integrantes del Centro Médico-Psicológico. Desde el equipo, acompañamos procesos terapéuticos y de crecimiento personal de religiosos en distintos momentos y circunstancias de su vida. Es una tarea que vivimos con pasión y agradecimiento. Es un privilegio ser testigos y compañeros de camino en procesos personales de crecimiento, liberación, sanación, recuperación para la vida… una vida con anhelo de plenitud.

Y esta pasión no nos deja instalarnos, acomodarnos. Desde el deseo de encontrar nuevas herramientas y modos de hacer, estrenamos dos nuevas propuestas de acompañamiento: el grupo de supervisión para acompañantes espirituales (facilitado por Beatriz Areskurrinaga) y el grupo de trabajo para formadores (a cargo de Almudena Olivares). En ambos casos, se trata de acompañar a personas que acompañan el proceso de otros (formadores y acompañantes espirituales). Entendemos estos grupos como taller y posada, como instrumento para crecer en nuestras habilidades como acompañantes y como espacio comunitario en el que nutrirnos y entretejer experiencias.

El acompañamiento espiritual es el arte de acompañar a una persona en su camino humano y de fe. Busca ayudar a la persona a descubrir la presencia y la acción de Dios en su vida. Es una tarea tan hermosa como ardua. En no pocas ocasiones, el acompañante siente la necesidad de poder contrastar con otros. A veces, necesita luz y pistas para solventar atascos o situaciones confusas en el proceso de su acompañado; otras veces, la niebla procede de dentro, percibe que necesita clarificar sus propios movimientos internos como acompañante. El grupo de supervisión para acompañantes espirituales ofrece la posibilidad de “mirarme y mirar juntos”, desde una actitud compasiva y contemplativa, como la mirada del propio Jesús sobre mí y sobre las personas a las que acompaño.

Mirar en nuestra mochila

A través de años de experiencia con formadores de diferentes congregaciones, hemos considerado propicio ofrecer un espacio donde poder atender a las necesidades concretas derivadas de la práctica cotidiana en un marco de trabajo grupal. Acompañar acompañantes supone ampliar la mirada sumando fuerzas y recursos desde la experiencia propia, enriqueciéndola con la de los demás, integrando así la fortaleza que proporciona el grupo frente a las dificultades y retos que no pocas veces aparecen en el camino.

Pero este trayecto no empieza por el otro sino por uno mismo, desde la posibilidad de mirar en nuestra mochila: qué traemos, qué nos sorprende, qué necesitamos, qué nos falta, qué hay hoy en ella; conscientes de profundizar en quiénes somos, con nuestras luces y sombras, en una tarea de integración personal siempre en movimiento. Movimiento intrínseco también al acompañamiento desde la formación, donde el encuentro y la resonancia con el otro siempre son únicos e irrepetibles, donde nos ayuda mirar la realidad del otro desde el reconocimiento y la acogida de la diferencia, de su riqueza personal, cultural y generacional. Para ello buscaremos reconocer pistas de entendimiento, así como revisar y adquirir herramientas para potenciar el crecimiento en los diferentes momentos del proceso formativo. “Venid y veréis”. Estamos a vuestro servicio para seguir haciendo camino en el terreno del acompañamiento y la formación.

Lea más: