Pliego
Nº 3.104

Y después del Sínodo, ¿qué?

En los años 60, el filósofo M. McLuhan acuñó aquel aforismo que se ha convertido en profecía: “El medio es el mensaje”. En el desarrollo de este pensamiento que apuntaba a la estrecha conexión de un medio con el contenido que transmite, en ocasiones hasta confundirse, comenzó a emplearse más adelante aquella otra expresión utilizada por muchos personajes públicos: “Si no sales en televisión, no existes”.

Hoy, todo sale en los medios, especialmente en Internet, como el gran espacio comunicativo e informativo de nuestro momento histórico. Pero, en la actualidad, el hecho de que salga en los medios no significa darle vida; muy al contrario, hay realidades publicadas precisamente para ‘matar’ la realidad de la que se habla. En un momento donde las noticias son fugaces y la velocidad es más importante que el acontecimiento, somos capaces de abordar realidades de distinto rango y contenido en muy breve espacio de tiempo, generando máxima expectación (noticias de última hora con vídeos y seguimiento a tiempo real) y fundir en negro con otra noticia que entierra la anterior dejándola en su cruda realidad pero sin el interés ni el seguimiento.

Así las cosas, el reto actual no es la noticia, el evento aparecido en los medios, sino cómo acaba formando parte de la vida cotidiana. El reto es hacer de la noticia cotidianeidad, hacerla una instancia a la que le abrimos un espacio y un tiempo en nuestra vida para que forme parte de nuestra rutina. Desgraciadamente, esta rutina está poblada de acontecimientos deportivos, políticos, culturales, de baja intensidad, poco significativos, donde los problemas sangrantes de nuestra sociedad (pobreza, violencia de género, empleo precario, fenómeno migratorio, dependencias juveniles, etc.) no forman parte de esa rutina, siendo desplazados por los medios a noticias impactantes de poco recorrido y memoria fugaz.

Ese es también el reto para la Iglesia. Hemos vivido el Sínodo, precedido de un largo camino de casi dos años donde publicaciones, eventos, congresos, propuestas virtuales, encuentros… de todo tipo y condición han jalonado la vida de parroquias, vicarías, movimientos y diócesis. La intensidad de los 25 días sinodales en Roma han sido una experiencia inolvidable para los que han participado, pero, y ahora, ¿qué?

Todo lo vivido no deja de ser esa noticia de última hora, ese tuit que se lee con interés, pero que queda sepultado por otros mil en unas horas. Hacer que todo el recorrido sinodal (más importante que hablar solo del Sínodo) se haga ‘cotidiano’ en la vida de la Iglesia es el gran reto que tenemos por delante. Cotidianizar lo vivido en Roma, el documento final o el que escribirá el Papa, y hacer rutina el proceso de participación para este Sínodo sobre ‘Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional’ es la gran tarea de la Iglesia en este tiempo que iniciamos.

Con esta reflexión queremos dar pistas que nos ayuden a transitar y vivir este nuevo momento eclesial en relación con los jóvenes. Si el resultado del proceso sinodal se circunscribe al documento papal y a su lectura, habremos perdido una oportunidad para renovarnos y entrar en la dinámica de la ‘conversión pastoral’, y todo quedará reducido a un espacio publicitario fugaz y voluble del que solo guardarán memoria agradecida el reducido número de personas que participaron directamente en el Sínodo.

Para poder hacer esta propuesta más universal, nos valdremos de testimonios de diferentes partes del mundo a modo de indicadores de cómo se ha vivido este camino sinodal y el mismo Sínodo en ‘las periferias’, esos lugares eclesiales lejanos geográficamente a Roma y que nos ofrecen una mirada más real (o, al menos, más universal) de lo que se vive en las Iglesias locales. Un acontecimiento eclesial se vuelve global si se hace poroso a la vida cotidiana de los cristianos, si afecta a la rutina de los creyentes que viven su fe en una capilla de aldea, en la misa de 11 del domingo, en las reuniones de grupo…


Índice del Pliego

EL CAMINO HACIA EL SÍNODO, UN MODELO DE PARTICIPACIÓN ECLESIAL

  • Escucha
  • Complementariedad
  • Diálogo
  • Discernimiento

¿PERMEABILIDAD Y POROSIDAD EN EL TEJIDO ECLESIAL?

SI NO ES POR ÓSMOSIS, QUE SEA POR INCISIÓN

  1. Lo joven y lo femenino
  2. La escucha y el acompañamiento
  3. La liturgia y la celebración
  4. La mística
  5. La sinodalidad o el trabajo en comunión
  6. La familia, realidad urgente a recuperar
  7. Desde un certero discernimiento

Y ENTONCES, ¿AHORA QUÉ?

Ecos del Sínodo en:

  • Polonia (por Jacek Wolan)
  • Senegal (por Carles Gil y Pierre Thiaré)
  • Estados Unidos (por Fernando Negro)
  • Chile (por Álvaro Chordi)
Lea más: