El Sínodo avanza en su Carta al Pueblo de Dios que hay “cuestiones abiertas”

El Vaticano ya ha hecho pública la Carta de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos al Pueblo de Dios. Se trata de un texto de consenso que no avanza datos sobre la Síntesis de esta I Asamblea del Sínodo de la Sinodalidad, cuyo borrador ya está listo y será distribuido el sábado después de que sea votado; sino más bien trata de dar cuenta de los trabajos realizados en Roma del 4 al 28 de octubre. Eso sí, en la misiva se afirma que hay “cuestiones abiertas”.



En la segunda parte del escrito, tras explicar los pasos dados, recuerdan que la sinodalidad “no es una ideología, sino una experiencia arraigada en la Tradición Apostólica”. Así, reconocen que de cara a la II Asamblea de 2024 “los desafíos son múltiples y las preguntas numerosas: la relación de síntesis de la primera sesión aclarará los puntos de acuerdo alcanzados, evidenciará las cuestiones abiertas e indicará cómo continuar el trabajo”.

En el texto aprobado por los padres y madres sinodales se recoge que “para progresar en su discernimiento, la Iglesia necesita absolutamente escuchar a todos, comenzando por los más pobres. Se trata de escuchar a aquellos que no tienen derecho a la palabra en la sociedad o que se sienten excluidos, también de la Iglesia”.

Y, en este sentido, apuntan en varias direcciones: “Escuchar a las personas víctimas del racismo en todas sus formas, en particular en algunas regiones de los pueblos indígenas cuyas culturas han sido humilladas. Sobre todo, la Iglesia de nuestro tiempo tiene el deber de escuchar, con espíritu de conversión, a aquellos que han sido víctimas de abusos cometidos por miembros del cuerpo eclesial, y de comprometerse concretamente y estructuralmente para que eso no vuelva a suceder”.

Además, “la Iglesia necesita también escuchar a los laicos, a las mujeres y a los hombres. La Iglesia necesita escuchar a las familias. Necesita acoger las voces de aquellos que desean ser involucrados en ministerios laicales o en organismos participativos de discernimiento y de decisión”, señalan, para completar: “La Iglesia necesita particularmente, para progresar en el discernimiento sinodal, recoger todavía más las palabras y la experiencia de los ministros ordenados. Debe también dejarse interpelar por la voz profética de la vida consagrada. Y debe también estar atenta a aquellos que no comparten su fe, pero que buscan la verdad”.

Una “rica experiencia”

Por otro lado, al comienzo del documento, los padres y madres sinodales dan gracias a Dios por “la hermosa y rica experiencia que acabamos de vivir”.  “Hemos sido sostenidos por vuestras oraciones, llevando con nosotros vuestras expectativas, vuestras preguntas y también vuestros miedos”, señalan.

Recordando el caminar hasta hoy, detallan que hace ya dos años que el papa Francisco dio inicio al “largo proceso de escucha y discernimiento, abierto a todo el Pueblo de Dios, sin excluir a nadie para ‘caminar juntos’, bajo la guía del Espíritu Santo, discípulos misioneros siguiendo a Jesucristo”.

Según se expresa, “por muchos motivos, ha sido una experiencia sin precedentes. Por primera vez, por invitación del papa Francisco, hombres y mujeres han sido invitados, en virtud de su bautismo, a sentarse en la misma mesa para formar parte no solo de las discusiones, sino también de las votaciones de esta Asamblea del Sínodo de los Obispos”.

“Hemos compartido con humildad las riquezas y las pobrezas de nuestras comunidades en todos los continentes, tratando de discernir lo que el Espíritu Santo quiere decir a la Iglesia hoy. Así hemos experimentado también la importancia de favorecer intercambios recíprocos entre la tradición latina y las tradiciones del Oriente cristiano”, agregan.

El dolor de la guerra

Como recoge el documento, “nuestra Asamblea se ha llevado a cabo en el contexto de un mundo en crisis, cuyas heridas y escandalosas desigualdades han resonado dolorosamente en nuestros corazones y han dado a nuestros trabajos una gravedad peculiar, más aún cuando algunos de nosotros venimos de países en los que la guerra se intensifica”. “Hemos rezado por las víctimas de la violencia homicida, sin olvidar a todos a los que la miseria y la corrupción les han arrojado a los peligrosos caminos de la emigración”, continúan.

Haciendo referencia a este mes de trabajo, han destacado también que, “firmemente unidos en la esperanza que nos da Su Resurrección, Le hemos encomendado nuestra Casa común, donde resuenan, cada vez con mayor urgencia, el clamor de la tierra y el clamor de los pobres”.

Por último, de cara a la II Asamblea, la ponen en manos de la Virgen María,” primera en el camino”, que “nos acompaña en nuestro peregrinaje”. “En las alegrías y en los dolores Ella nos muestra a su Hijo y nos invita a la confianza”, concluyen.

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