El cardenal Omella recalca que “los jóvenes son el presente y el futuro de la Iglesia”

“Es necesario que les ayudemos para que la crisis social y económica que estamos viviendo no los lleve al desánimo ni al vacío existencial”, escribe el arzobispo de Barcelona en su carta semanal

El arzobispo de Barcelona, el cardenal Juan José Omella, dedica su carta semanal a recordar que “en Lisboa, los jóvenes serán protagonistas de una iniciativa estimulante instituida por el papa san Juan Pablo II en 1985 y que el papa Francisco ha recogido con entusiasmo, la Jornada Mundial de la Juventud”. El verano puede ser “un tiempo lleno de luz” gracias a esta “iniciativa de la Iglesia universal que se ha convertido en una cita importante para muchos jóvenes”, señala Omella. Para el cardenal “a los jóvenes les gusta reunirse para vivir experiencias, es una forma natural de aprender” y esta será “una maravillosa oportunidad de aprender y vivir la fe”.



Compromiso por los jóvenes

El arzobispo destaca que el “papa Francisco se encontrará con miles de jóvenes de todo el mundo, cargados de sueños y esperanzas. Rezarán juntos y renovarán su compromiso de anunciar el Evangelio y de transformar el mundo siguiendo el testimonio de Jesús”. Para el cardenal “los jóvenes son el presente y el futuro de la Iglesia. La juventud vive inmersa en una sociedad apasionante, pero atacada a menudo por intereses y valores espurios. Es necesario que les ayudemos para que la crisis social y económica que estamos viviendo no los lleve al desánimo ni al vacío existencial. Los jóvenes necesitan y tienen derecho a recibir el alegre anuncio del Evangelio. Este encuentro supone una oportunidad para ellos de vivir la alegría del Evangelio”, reclama.

Omella destaca que de su diócesis participarán más de 3.000 jóvenes y que “cerca de un centenar de jóvenes de las parroquias de San Mateo y San Rafael de Barcelona ya iniciaron a pie el largo camino que une Barcelona con Lisboa. Los jóvenes del barrio de la Guineueta de Barcelona habrán caminado durante cuarenta días hacia la capital portuguesa con un doble objetivo. El primero es preparar sus almas y sus corazones para el encuentro y la comunicación con Jesucristo. Y, en segundo lugar, colaborar en la financiación de la construcción del nuevo templo parroquial con una singular campaña en la que se invita a contribuir con un euro por cada kilómetro recorrido por cada joven. Se trata de una humilde y alocada iniciativa local que se inserta dentro de una gran experiencia global”.

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