El cardenal Müller pide al Papa que ordene una visita apostólica a los obispos alemanes: “Es la mayor crisis desde la reforma protestante”

El purpurado considera que el Vaticano “ha accionado el freno de emergencia en el último momento”

El cardenal Gerhard Müller

“En el último momento se accionó el freno de emergencia, antes de que el tren entrara a toda velocidad en la estación”. Así ha valorado el cardenal Gerhard Müller, prefecto emérito de la Congregación para la Doctrina de la Fe, en una entrevista con kath.net, el “no” del Vaticano a la creación del Comité Sinodal Alemán.



“La constitución jerárquica de la iglesia está divinamente establecida”, continúa el purpurado. “Con una hermenéutica católica se llega a comprender el misterio de la Iglesia tanto en su esencia como en su desarrollo histórico. Las conclusiones bíblicas, dogmáticas y magistrales se interpretan correcta y completamente a la luz de la autocomunicación de Dios en Cristo a la luz del Espíritu Santo”, subraya, asegurando que “todo esto puede estudiarse fácilmente en la ‘Lumen Gentium’ porque esta Constitución Dogmática es un resumen de la eclesiología moderna, sin la presuntuosa pretensión de agotar el misterio de la Iglesia del Dios Trino o de forzarla a la restricción de un sistema conceptual o incluso para conformar la Iglesia a una profana y transformar la ideología pagana”.

¿Reforma o ruina?

Del mismo modo, considera que “ya no se trata de superar los malentendidos mediante la conversación, sino de detener el abuso del oficio de obispo, porque la Conferencia Episcopal Alemana no tiene autoridad para separar a sus diócesis de la unidad con el Papa y la Iglesia católica”.

En cuanto a qué debería hacer el Vaticano con esta situación, Müller lo tiene claro: “Los responsables de la mayor crisis provocada por el hombre en la Iglesia católica en Alemania desde la Reforma Protestante y la secularización deberían enfrentar una visita apostólica”.

“Cualquiera que intente descomponer sociológicamente la Iglesia en una ONG del mundo interior o piense que está siendo amigable con la gente cuando los reduce a seres instintivos mediante una reducción sexual y psicológica, pasará a la historia de la Iglesia no como un reformador, sino como un arruinador”, asevera el cardenal.

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