El cardenal Kasper avisa a los obispos alemanes: “Hemos hecho una promesa pública de fidelidad al Papa”

El purpurado ha expresado su opinión tras la petición de la Santa Sede a la Iglesia alemana de no aprobar su Comité Sinodal

El cardenal Walter Kasper, en una imagen de archivo/CNS

La Santa Sede ha pedido a los obispos alemanes que no aprueben el llamado Comité Sinodal Alemán -un órgano de decisión paralelo la Conferencia Episcopal que se saltaría el derecho canónico–, y las reacciones no se han hecho esperar. Algunas, tal como ha señalado el cardenal Walter Kasper, presidente emérito del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, marcadas por “revuelo, la desilusión y el enfado”.



En este sentido, en un artículo titulado ‘Formas de salir de la crisis: unión sinodal en lugar de oposición estéril’, publicado por el purpurado en Communio, ha hecho referencia a “la entrevista del cardenal vienés Christoph Schönborn, quien advierte a los hermanos de la Conferencia Episcopal Alemana a no poner en peligro la unidad con Roma y en la Iglesia, advertencia con la que no puedo sino estar totalmente de acuerdo”. “Como obispos”, asevera el cardenal, “cuando fuimos ordenados hicimos una promesa pública de fidelidad al Papa y a la Santa Sede. Si lo rompiéramos ahora, no seríamos creíbles ante la iglesia y ante el mundo”.

Asimismo, el cardenal destaca que “a vista de la polarización en la iglesia actual, tal consenso no puede lograrse ni mediante una palabra de poder desde arriba ni mediante la insubordinación desde abajo”. “No puede realizarse más que a través de la cooperación sinodal”, asevera. “Por eso”, dice, “el papa Francisco ha iniciado un proceso sinodal universal de escucha del Espíritu de Dios y de escucharnos unos a otros”.

Un camino que recorrer

En este sentido, señala que, en su opinión personal, “la primera reunión celebrada en octubre del año pasado fue un éxito. La segunda sesión, que se celebrará en octubre de este año, se centrará ahora en el desarrollo de soluciones concretas sobre la base y la continuación del Concilio Vaticano II”.

Por último, Kasper advierte que “especialmente en vista de los recursos financieros cada vez más escasos, no se puede tratar de crear ahora tantas instituciones nuevas como sea posible; más bien, deberíamos agrupar las instituciones que a menudo ya tenemos de sobra en Alemania son menos burocráticos y más espirituales y así se acercan más al objetivo de la sinodalidad”, ya que “la sinodalidad no es un sistema terminado”, sino “un camino que debemos recorrer juntos, con la mirada puesta en Cristo y en su Espíritu”.

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