EDITORIAL VIDA NUEVA | La Iglesia francesa vuelve a dar muestras de que nada de cuanto sucede a su alrededor le es ajeno. Que en el país corran nuevos aires políticos no significa que hayan variado también sus prioridades pastorales. La última prueba de su permanente inquietud social se ha traducido en un pequeño documento que lleva la firma de 18 organizaciones cristianas, con un objetivo común: sensibilizar a sus compatriotas en la necesaria acogida del “hermano inmigrante”.
La lucha por la libertad y la igualdad se completa hoy, en nuestro mundo globalizado, asumiendo el reto de la fraternidad. Nadie dijo que fuera fácil, pero el compromiso eclesial en este ámbito hace tiempo que viene marcando el camino a seguir.
En el nº 2.803 de Vida Nueva. Del 2 al 8 de junio de 2012.
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