Editorial

Reconstrucción desde las aguas

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Así como las aguas de los ríos en creciente derriban muros y defensas, la emergencia invernal permite echar por tierra obstáculos administrativos.

Con la sana filosofía de convertir la crisis en oportunidad, el gobierno nacional echó mano del estado de emergencia para expropiar por vía administrativa los predios que se necesitan para darles nuevas viviendas a los que debieron abandonar sus propiedades invadidas por las aguas. La función social de la propiedad, que solo ha sido una ostentosa teoría constitucional, asumió ahora una entidad real y efectiva.

De un tajo el gobierno eliminó las barreras legales levantadas por ciudadanos que quieren convertir las urgencias en lucrativos negocios de propiedad raíz. Ese obstáculo, el más difícil de remover, frena los proyectos de carreteras y caminos, a pesar de la necesidad inaplazable de crear infraestructura urbana y rural y de reparar la malla vial afectada por los derrumbes. Pero aún más revelador es el propósito de activar los recursos excedentes de las gobernaciones y de obligar a las corporaciones autónomas regionales a invertir con eficacia en la prevención de emergencias como la actual.

Es decir, el empuje de las aguas desbordadas de los ríos también ha producido un remezón institucional y ha dejado al descubierto recursos y posibilidades de las entidades públicas que estaban inmovilizados y avaramente guardados.

Las crisis revelan esas debilidades y descubren oportunidades que no se estaban aprovechando, y las aguas han mostrado sin atenuantes las vías de trazado defectuoso, los caminos veredales inundables o expuestos a los derrumbes, los puentes que será necesario renovar o apuntalar, los barrios pobres levantados en desbarrancaderos, los distritos de riego que deberán ampliarse o rediseñarse y, sobre todo, el molondrismo oficial que mantiene inactivos, recursos que hoy se necesitan con urgencia. Conocidas y padecidas esas debilidades, cabe lamentarse y protestar o atender la emergencia y reparar sus daños inmediatos o convertir la crisis en oportunidad para reconstruir el país.

Con el respaldo de una opinión que mira esperanzada su gestión de gobierno,  Juan Manuel Santos está convirtiendo la tragedia de dos millones de víctimas de las inundaciones en una oportunidad para acometer las tareas que no se habían iniciado o realizado solo a medias.

Colombia sabe de reconstrucciones a partir de catástrofes: lo hizo con timidez e inexperiencia tras la avalancha de Armero, reconstruyó a Armenia tras el terremoto de 1999 y podría estar dando los primeros pasos para un histórico proceso de reconstrucción del país como respuesta al desastre invernal.