Editorial

Fidelidad y audacia

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Editorial del nº 2.729 de Vida Nueva (del 13 al 19 de noviembre de 2010).

La visita de Benedicto XVI a Santiago de Compostela y Barcelona ha venido marcada por dos conceptos fundamentales: fidelidad y audacia. Fidelidad a las raíces, a la Historia, al Evangelio. Compostela como signo. Y también audacia para el futuro; una audacia evangelizadora para situarse en el corazón de una nueva era que necesita de la trascendencia. Barcelona y el templo de Gaudí como paradigma.

La visita ha seguido la “hoja de ruta” que Benedicto XVI se marcó desde el comienzo de su pontificado. Pasado y futuro se han trabado en este viaje bien preparado y en el que se han conjugado acertadamente diversas complicidades que han dado como resultado un éxito sin precedentes para las dos ciudades. Sus discursos suponen una apuesta por el “renacimiento espiritual de Occidente”. Un viaje cuadrado, pese a que en algunos ámbitos de la propia Iglesia y, fundamentalmente en los ambientes más adversos, se temía que no tuviera la respuesta deseada. Los prelados de una y otra Iglesia, Julián Barrio y el cardenal Martínez Sistach podrán estar satisfechos.

El Papa ha señalado grandes retos para la Iglesia de hoy y ha puesto de manifiesto la importancia de la fe en las sociedades secularizadas. Para poner en marcha estos retos se necesita envergadura intelectual y osadía pastoral, dos aspectos que las Iglesias particulares en España no pueden desatender, adormecidas a veces en la búsqueda de fórmulas pastorales ya obsoletas y con poca garra evangelizadora. La presencia de la fe en el espacio público necesita de una mayor “imaginación pastoral”. Tanto en el encuentro con quienes se acercaron desde diversos lugares de España, como en las homilías, discursos y breves reuniones con las fuerzas políticas y representantes de los gobiernos, el Papa ha repetido el mismo mensaje de siempre: Dios tiene un lugar en la sociedad. La libertad debe de ser el terreno propicio para la búsqueda conjunta de la verdad.

A nadie se le escapa que España es uno de los lugares en los que se está viviendo un creciente secularismo, agresivo en algunas de sus manifestaciones. Al Papa le preocupa que nuestro país se convierta en un laboratorio de laicidad; una preocupación que es mayor por su influencia en América Latina. Esta situación se vive también en otros países europeos visitados por el Papa, y en los que ha dejado el mismo mensaje. La preocupación del Pontífice ha quedado clara. En Europa, y curiosamente dentro de países de gran tradición democrática, la libertad religiosa corre sus peligros. En estos lugares de aguda secularización, la vivencia de la fe, la posibilidad de buscar la verdad y ofrecerla es una tarea urgente. La religión, lejos de ser un problema, es un servicio que puede ayudar a la dignificación de la persona. La fe no es contraria al hombre, sino que le ayuda a su plenitud. Es el denominador común del magisterio pontificio de Benedicto XVI. Tanto en Barcelona como en Santiago, usando el símbolo del camino aquí y el símbolo de la arquitectura allí, el Papa ha vuelto a reivindicar un lugar en el espacio público, sin imposiciones, sino como oferta atrayente.

En este viaje, el Papa ha apoyado el trabajo de las Iglesias locales. Las ha confirmado en la tarea que vienen llevando de cara a la nueva evangelización. Cada vez es más difícil la tarea y, por eso, en medio de las dificultades, la visita del Papa ha alentado a perseverar en la tarea de la oferta de la fe, de la osadía en los retos pastorales y de una bien fundamentada exposición de la fe ante los ambientes secularistas. Habrá que tomar buena nota.

Vida Nueva ha hecho un esfuerzo para estar cerca del escenario y de los personajes de esta visita histórica. Aquí tenemos el resultado, complementado por el seguimiento en la web. Esperamos que les sirva.

Número Especial de Vida Nueva