Editorial

El Catolicismo, 162 años

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Aquel primero de noviembre de 1849, día de todos los santos, circuló por primera vez El Catolicismo, decano de los periódicos que hoy circulan en Colombia.

Fue una iniciativa del arzobispo Manuel José Mosquera, urgido por los continuos ataques que recibía la Iglesia desde el liberalismo que reaccionaba frente al poder político y económico de la Iglesia en la naciente república.
Fue un periódico que nació con una exigente agenda de temas, todos urgentes y todos de manejo delicado. Las palabras debieron ser tan cuidadosamente escogidas como la definición del periódico como “quincenario filosófico, religioso y literario”. Con un cuidado similar al de los cajistas al reunir letra por letra, palabras, renglones y párrafos, los primeros escritores del quincenario debieron hacer frente a una realidad compleja.
El periódico nació en medio de la tempestad que zarandeó en esos años a la Iglesia.
Se preparaban entonces leyes que disponían el nombramiento de los párrocos por los cabildos municipales, la suspensión del fuero eclesiástico, para que los sacerdotes fueran juzgados en tribunales civiles; también se legislaría sobre la entrega de los diezmos a las provincias para que estas administraran y pagaran los sueldos a sus sacerdotes y obispos. Al mismo tiempo se preparaba la expulsión de los padres jesuitas.
En el frente interno los redactores del nuevo periódico también tenían hechos que merecían su atención. Aún no se ejercía el periodismo nervioso de hoy, dedicado  al cubrimiento de los hechos del momento; se hacían, en cambio, comentarios, glosas, ensayos y análisis que en aquellas primeras ediciones aludían al tema de siempre: la escasez de sacerdotes y de vocaciones religiosas, entonces y hoy, el número de sacerdotes siempre escaso. Se agudizaba este problema por la división interna que había comenzado durante la campaña de independencia en que los sacerdotes patriotas se habían enfrentado a los leales al Rey. Al mediar el siglo, la discusión y el enfrentamiento no habían terminado.
No iba a figurar en la agenda el tema de la relajación de la disciplina entre monjes y sacerdotes, pero era un capítulo que no podía cerrarse.
Con una agenda así, en medio de conflictos tan diversos, apareció ese primer número del Catolicismo que inició esa vida accidentada de que dan cuenta sus   nueve épocas, con otros tantos cierres y reaperturas, ocasionados o por problemas económicos o por políticas editoriales.
Los historiadores del periodismo y de la Iglesia destacan su influencia y el orientador papel de sus ediciones en situaciones como la caída de la dictadura del general Gustavo Rojas Pinilla “cuando El Catolicismo enfrentó con coraje la censura y denunció los exabruptos de un general católico, apostólico y romano que  ejercía manejos non sanctos del poder”, anota Maryluz Vallejo en su crónica del periodismo colombiano “A lomo herido”. El historiados Ricardo Arias a su vez  consigna: “El Catolicismo se convierte en el principal abanderado de la causa conciliar. Uno de sus directivos,  el presbítero Mario Revollo, era director del Centro de Información del Concilio para América Latina”.
En septiembre de 1966, el cardenal Luis Concha exigió la renuncia de los directores del periódico porque “la orientación ideológica del periódico trae inconvenientes que como Arzobispo debo evitar”. Y a pesar de que el mismo Cardenal Concha había sido el promotor de tres reapeturas anteriores del periódico, esta vez ordenó su cierre.
Fue una suspensión breve y al reaparecer el periódico tuvo el rostro de una revista de variedades “y en detrimento del espacio dedicado a las tareas del catolicismo y del concilio”, anota el historiador.
Es, pues, una larga historia en la que el periódico ha reflejado la dinámica historia de la Iglesia y ha contribuido a convertirla en pensamiento.
Cuando en Vida Nueva Colombia nos disponemos a celebrar nuestro primer año de vida, el repaso de los 162 años del decano de la prensa nacional se nos muestra como un ejemplo y un aliento. ¡Feliz cumpleaños! VNC