Editorial

El acoso de los pobres

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Nada, o muy poco, es lo que tienen y, sin embargo, los poderosos sienten su acoso. Todos los megaproyectos del gobernante pierden su brillo e importancia cuando ellos aparecen en los semáforos, colmando los andenes con sus ventas u ocupando el espacio vacío debajo de los puentes.

Todavía, semanas después, no se aplaca el escándalo que estalló después de la operación policial de recuperación del Bronx, epicentro de viciosos, maleantes y excluidos de la sociedad.

Los que no cupieron en los limitados resguardos oficiales se esparcieron por la ciudad, para fastidio e indignación de las buenas gentes que diagnosticaron: el Bronx se está multiplicando por la ciudad.

Otros pobres viven de las ventas ambulantes que afean los andenes y le dan a la ciudad el aspecto de una feria pobre que se extiende a lo largo de decenas de cuadras, en los sitios de mayor actividad comercial. Cuando ocurre la aparatosa represión policial, tras la huida desesperada de los vendedores las calles quedan despejadas transitoriamente, porque poco a poco regresan con sus mercancías.

“Los poderosos del mundo, encerrados en sí mismos, no han descubierto la periferia de la sociedad”

Estos son ejemplos locales que reflejan de modo opaco lo que está ocurriendo en el mundo con los migrantes. La envejecida cultura europea ha perdido la práctica de la acogida y del cuidado, y levanta barreras contra los migrantes que llegan de África y Siria. Los pobres, otra vez, ponen a prueba la sensibilidad humana y la imaginación de los poderosos que resultan derrotados e inferiores al reto.

Los pobres, así, están juzgando al mundo. Los poderosos del mundo, encerrados en sí mismos, no han descubierto la periferia de la sociedad, un hecho triste que le da la razón al llamado del papa Francisco cuando clama por la prioridad que se les debe a los pobres: “nadie es inútil ni fuera de lugar. La dignidad de las personas no está en los criterios de eficiencia o de productividad, de clase social, de etnia o grupo religioso, sino en el ser creados a imagen y semejanza de Dios” (Congreso mundial de pastoral de migrantes 22-11-14).