EDITORIAL VIDA NUEVA | El día 12 se inaugura el Mundial de Fútbol 2014, y lo hace en Brasil, el más destacado de sus territorios.
Cientos de atletas están convocados a demostrar sus habilidades para obtener una victoria que la globalización ha llevado mucho más allá del trofeo o del campeonato. Los ojos del mundo mirarán hacia este espacio, donde también la dimensión cristiana tiene mucho que aportar desde este terreno de juego.
En nuestro Pliego invitamos a reflexionar qué significa para un creyente este evento, con qué mirada hay que aproximarse, cómo humanizar el juego, el deporte, la profesión y a sus jugadores, y hasta dónde la comercialización del esfuerzo físico y el entrenamiento social evita disfrutar y concentrarnos en lo más esencial de la dignidad humana.
En el nº 2.897 de Vida Nueva