Editorial

El Papa cita a los jóvenes en Madrid

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Publicado en el nº 2.623 de Vida Nueva (Del 26 de julio al 1 de agosto de 2008).

La próxima Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) será en Madrid, y en agosto de 2011. Aunque ya se venía diciendo con lenguaje discreto, ha sido el propio Papa, Benedicto XVI, quien ha hecho el anuncio oficial al término de la edición vigesimotercera de la JMJ, celebrada con éxito en Sydney (Australia) durante la pasada semana, y a la que ha acudido una importante representación de la Iglesia española que esperaba la designación de Madrid como sede del próximo encuentro. A la celebración se han unido jóvenes en diversos rincones de España: Madrid, El Rocío, en Huelva; Santiago de Compostela y el Santuario de Javier, en Navarra. La JMJ vuelve a Europa. Este encuentro, que iniciara Juan Pablo II y que ya tuvo en Santiago de Compostela una de sus ediciones importantes, vuelve a un país que no ha sido ajeno a este evento en sus diversas ediciones.

Más allá de lo meramente organizativo, algo que no dudamos se hará con profesionalidad y que dará un excelente resultado, lo que a la Iglesia española debe preocupar es la preparación del evento, que será, sin duda, el final de un trayecto y el arranque de una nueva etapa pastoral. En este sentido cabe destacar que el Plan Pastoral de la Conferencia Episcopal Española que había fijado en el cuatrienio de 2006-2010 a la Eucaristía y su vivencia como algo prioritario, tendrá en cuenta en el próximo, la importancia de la juventud y su lugar en la Iglesia y en el mundo. Las diversas actividades programadas para lograr el objetivo tendrán su culminación y su arranque en la celebración juvenil madrileña. Un reto interesante para el que la Iglesia española empieza ya a prepararse. Los obispos programarán un nuevo plan que tendrá como destinatarios preferenciales, aunque no exclusivos, a los jóvenes de cara al encuentro del Papa con ellos al año siguiente.

Habrá un antes y un después del encuentro de los jóvenes en Madrid. Para la preparación del evento se deberán unir todas las manos: las iglesias diocesanas, los jóvenes que trabajan en torno a las distintas congregaciones religiosas, los movimientos laicales, las nuevas realidades de la Iglesia y todos aquellos grupos que trabajan por los jóvenes y con ellos. La Conferencia Episcopal coordinará los esfuerzos para tomar la antorcha de Sydney y mejorar la celebración, no sólo en lo que a infraestructuras se refiere, sino, sobre todo, al impulso a la evangelización en un lugar como España, en donde preocupa la transmisión de la fe a los jóvenes, la práctica sacramental y el compromiso con los pobres. Un estilo de vida juvenil sobre las claves de las dos grandes intervenciones papales en el encuentro de Sydney: la fuerza renovadora del Espíritu Santo, que es el que hace que la Iglesia sea siempre nueva y joven.

Éste es el reto para el que deberán de trabajar todos los hombres y mujeres que, convencidos de la fuerza transformadora del encuentro con Jesucristo, quieran ofrecer a la Iglesia universal, desde la experiencia española, un signo de comunión eclesial, de audacia evangelizadora y de compromiso para renovar una sociedad en la que cada día Dios es el gran ausente. El reto es hacerlo presente de forma viva.