Editorial

El compromiso de Cáritas en la crisis

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Publicado en el nº 2.684 de Vida Nueva (del 21 al 27 de noviembre de 2009).

Los datos ofrecidos por Cáritas son de extrema gravedad y suponen el mayor desafío a esta institución eclesial desde su fundación en 1947. Cada año extreman los recursos para llegar a un mayor número de personas que acuden a sus puertas pidiendo, en su mayoría, las necesidades elementales de alimento y vivienda. Muchos de quienes solicitan la ayuda son extranjeros. Junto a estos datos, la institución eclesial destaca el drama del desempleo y las demandas tanto económicas como psíquicas que lleva consigo esta situación de precariedad laboral. El desempleo generado por la profunda crisis económica alcanza a una cantidad que se aproxima a los cuatro millones de parados, un porcentaje que dobla el número de los desempleados en la llamada zona euro. En el pasado año 2008, cuando aún no había arreciado la crisis financiera y económica y aún no había dejado sentir sus garras, Cáritas ya había aportado más de doscientos millones de euros, un 8 por ciento más que en el ejercicio anterior. Son datos que nos muestran un diagnóstico realmente preocupante. La cercanía de la Iglesia a los pobres en circunstancias tan lacerantes es algo que nadie puede negarle. Y no sólo con Cáritas. En la Iglesia hay otras muchas instituciones en manos de las diócesis, congregaciones religiosas, grupos de laicos de forma independiente y de movimientos de seglares que colaboran eficazmente para atender las necesidades que va creando la nueva pobreza que se ha instalado en estos años de crisis. A los números que aporta Cáritas hay que añadir otras cifras que elevan las ayudas de los cristianos en momentos difíciles. Incluso, dentro de sus posibilidades, de cristianos de otras confesiones. Hay quien se pregunta qué pasaría si estas instituciones no estuvieran y el Estado tuviera que salir, por propia responsabilidad, a responder a las demandas. Pero no se trata de números ni de pedir cuentas, sino de la cercanía que el mismo Evangelio suscita entre los creyentes para con los pobres y necesitados.

Cifras aparte, el informe de Cáritas también ahonda en una clara apuesta de futuro. El informe FOESSA articulaba en una triada (necesidades, derechos y participación) el esquema de sus objetivos para el desarrollo y apostaba por la solidaridad, la sociabilidad y la articulación social para salir del laberinto.

Hay en los datos que ofrecemos unas cuestiones preocupantes, como las ayudas a la atención primaria, algo clave en muchas instituciones de Cáritas que se mantienen como puertas abiertas cuando se les cierran las de otras administraciones públicas, ya en crisis, y que se ven con dificultad para poder acudir a sus propios proyectos, como sucede con el recorte alarmante que están sufriendo los programas de la Ley de Dependencia, una ley estrella del Gobierno socialista que se está viendo afectada por los recortes presupuestarios.

Por último, destacar cómo el alimento, la vivienda y la atención al inmigrante son las ayudas más demandadas. Se trata del elemental servicio cristiano que ha de dar de comer al hambriento, cobijo al peregrino y techo al que no lo tiene.

La Caridad urge en tiempos de crisis.