Editorial

www.caritas.es

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Publicado en el nº 2.667 de Vida Nueva (del 4 al 10 de julio de 2009).

Así de sencillo: www.caritas.es. Hay quienes, desde el más puro anonimato, sufriendo en sus carnes los zarpazos de esta crisis que se ha instalado en la sociedad, ponen en la barra de su navegador esta dirección de Internet. Algunos, creyentes; otros no. Todos han oído hablar de ella. Desean saber quién puede ayudarles en la travesía, a veces anónima, de su precariedad. Son rostros sin nombre que no llegan a fin de mes: jóvenes parejas con hipotecas, inmigrantes que llegaron para hacer trabajos que otros no querían y que ahora empiezan a hacer maletas, primeros empleos, prejubilados forzosos, víctimas de ERE y reducciones de plantilla. Conforman ese nuevo mapa de la pobreza que, desesperado, se lanza en busca de ayuda.

La Iglesia, a través de Cáritas y de otras instituciones que tienen su raíz en el Evangelio, está presente para aliviar el dolor de tantos hermanos que sufren esta crisis sobre cuyas causas, desarrollo y futuro se estudia ampliamente. La propia Conferencia Episcopal Española prepara un texto que ayude a la reflexión serena y a la puesta en marcha de mecanismos que palien la situación y ayuden a salir de ella atajando sus causas. Esperan a que la nueva carta encíclica de Benedicto XVI les ofrezca claves más generales para incorporarlas. Es un servicio que la Iglesia hace desde el campo de la reflexión, el estudio de las causas y la contextualización ideológica de una crisis que no es pasajera, sino crucial.

Por otro lado, mientras se predica, la Iglesia, pese a lo que dicen muchos agoreros de miserias, vástagos de un anticlericalismo trasnochado, también da trigo. Como hoy informa Vida Nueva recogiendo datos de Cáritas, los servicios de acogida atendieron durante 2008 en toda España a un 50% más de personas. Cáritas, a través de sus responsables, ha reclamado un Pacto de Estado parta dotar a los servicios sociales públicos de recursos suficientes para responder a la crisis. Bastarían, según según sus estimaciones, 2.000 millones de euros para articular en España una red homogénea de protección social básica para las familias sin ingresos. Las administraciones públicas se están quedando sin recursos, con la consecuente dimisión de responsabilidades que eso conlleva, lo que está obligando a que el organismo eclesial asuma muchos de esos retos a los que no llega el Estado. Por falta de recursos,  en los organismos oficiales está empezando a ser frecuente el desvío a las oficinas de Cáritas de personas que pasan auténtica necesidad. Para 2009, de seguir este ritmo, habrá necesidad de 40 millones de euros adicionales. 

La acción eclesial en estos momentos de crisis no sólo se reduce a la que desarrolla Cáritas. Son muchas las organizaciones parroquiales, las vinculadas con congregaciones religiosas, además de las de los movimientos laicales, las que están contribuyendo, desde su propia identidad, a que la Iglesia no sea ajena al drama de esta crisis, que no sólo es financiera y económica, sino que está generando un nuevo rostro de pobreza ante el cual hemos de proclamar con valentía sus causas y proponer con ilusión las salidas.