Editorial

Construir un orden más justo y transparente

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Publicado en el nº 2.664 de Vida Nueva (del 13 al 19 de junio de 2009).

El Corpus es el Día de la Caridad por la esencial relación existente entre la Eucaristía y la caridad. A lo largo de este año se ha agudizado la crisis financiera y económica con sus causas éticas y sus derivaciones sociales, y plantea nuevos retos y pobrezas ante los que la Iglesia no puede quedar silenciosa. La Comisión Episcopal de Pastoral Social de la CEE ha hecho público un documento con tal motivo. Lleva por título He visto la aflicción de mi pueblo, he escuchado su clamor. Atentos a los gozos y tristezas de los hombres y mujeres de hoy, han dicho una palabra evangélica y oportuna. En el texto se recoge no sólo la radiografía de cuanto está generando la crisis económica en nuestro país, sino también sus causas más allá de lo financiero y económico. Entre lo negativo, los obispos aprecian una esperanza, la oportunidad para rectificar y sentar las bases de la convivencia en valores sólidos, capaces de construir un orden económico y social más transparente y justo. La llamada a un modelo nuevo basado en la justicia y en la solidaridad es la propuesta que se hace desde la más clara conciencia eclesial en esta jornada eucarística. El mismo presidente de la Comisión y arzobispo de Mérida-Badajoz, Santiago García Aracil, lo dice en la entrevista que Vida Nueva les ofrece en este número: la solución de la crisis económica actual pasa por una llamada a reforzar la dignidad de la persona, los derechos humanos. La esencia para remontarla es mirar al hombre como tal y no como mercancía, no como un instrumento para generar riqueza. Los medios al servicio de la persona siempre. 

La crisis económica ha lanzado sobre la mesa nuevos rostros de pobreza que siguen llamando a la puerta de las instituciones eclesiales en busca de ayuda. Junto a las pobrezas más comunes, se están generando pobrezas espirituales y educativas, además de grandes pobrezas de valores y actitudes en sectores cada vez más amplios de la sociedad. Esta grave crisis que no parece conyuntural está poniendo en cuestión el vigente modelo social y económico, así como “una profunda quiebra antropológica y una crisis de valores morales. La dignidad del ser humano es el valor que ha entrado en crisis cuando no es la persona el centro de la vida social, económica, empresarial; cuando el dinero se convierte en fin en sí mismo y no en un medio al servicio de la persona y del desarrollo social”, dicen los obispos de la Comisión, que abogan por la promoción de otro modelo social y económico más justo que despierte la solidaridad.

Es una hora importante en la que la Iglesia puede intervenir, ofreciendo no sólo la ayuda, como viene haciendo con muchos recursos humanos y económicos, sino también aportando ideas, sugerencias, nuevas visiones; esa tercera vía que se necesita para lograr una sociedad más justa y solidaria. Un excelente momento es el que brinda la festividad eucarística que se celebra en la Iglesia en esta fiesta del Cuerpo y la Sangre de Jesucristo. El Corpus es ocasión para seguir poniendo en valor la centralidad de la Eucaristía en la vida del cristiano y para ir concretando en gestos, iniciativas y obras cuanto se celebra.