Editorial

Ante una “segunda” ley del aborto

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Publicado en el nº 2.661 de Vida Nueva (del 23 al 29 de mayo de 2009).

Al Gobierno de Rodríguez Zapatero le ha entrado la prisa. En una de las últimas sesiones del Consejo de Ministros se daba luz verde al anteproyecto para la reforma de la Ley de interrupción voluntaria del embarazo en el que se incluyen varios artículos que han levantado polémica, como es el caso que permite a las adolescentes de entre 16 y 18 años abortar sin permiso de sus padres. Aunque hay quienes piensan que se trata de un anteproyecto que eleva el listón para rebajarlo después, desde la Ejecutiva del PSOE se asegura que hay suficiente consenso y apoyos parlamentarios para sacar adelante la ley íntegra. Otro aspecto que ha desatado la crítica, y que entró en el mismo pack, ha sido la aprobación de la venta en farmacias y sin receta, de la llamada “píldora del día después”, una píldora abortiva sobre la que los médicos ya han hablado refiriéndose a su carácter nocivo sin receta. Se trata de dos medidas que, a juzgar por el calendario, tienen una clara intención electoral; mayor aún cuando en el programa del PSOE antes de los últimos comicios generales no se había incluido. Por un lado, se intenta repescar el voto juvenil , los neovotantes, ante los preocupantes resultados que las encuestas vaticinan en los comicios europeos de junio; por otro lado, se busca quemar el debate en este primer año de legislatura, para aflojar en el último año, antes de las elecciones generales de 2012. 

En la anterior legislatura se puso en funcionamiento una estrategia parecida con la ley de uniones homosexuales. El Ministerio de Igualdad, que curiosamente está capitaneando esta reforma, se muestra muy activo en un tema que ya ha empezado a abrir grietas en las mismas filas socialistas. Destacados diputados, alcaldes y militantes, muchos de ellos cristianos practicantes, han mostrado su postura contraria a esta reforma e, incluso, hablan de matices o de libertad de voto durante su aprobación parlamentaria.

No se trata, como se ha indicado desde filas socialistas, de “voces aisladas” contra la reforma. Son muchos los que, desde sus creencias, como los católicos, o desde posturas científicas y médicas, o incluso por razones psicológicas y sociológicas, consideran que se trata de una nueva ley, una “segunda” ley que da pasos gigantes no muy claramente beneficiosos para la vida del feto y de la madre. No hace mucho, en un encuentro entre destacados socialistas y algunos obispos, se pusieron las bases para un diálogo necesario entre los socialistas y la Iglesia. Es el momento de hacer viable ese diálogo más allá de una foto y un café. Es el momento de la valentía política ante una ley considerada como “descabellada”. La Iglesia repite su doctrina, que no ha cambiado ni va a cambiar. Es el PSOE el que ha cambiado su promesa electoral. En momentos de extrema gravedad por la crisis económica, este debate viene a tensionar a una sociedad que necesita serenidad ante el futuro y propuestas sociales para atender a las madres embarazadas que necesitan el amparo y la tutela del Estado. A la Iglesia corresponde la defensa de la vida desde el momento de la concepción y la continua petición de medidas que atiendan a la embarazada.