Editorial

Prevenir antes que reformar la ley

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Publicado en el nº 2.650 de Vida Nueva (del 28 de febrero al 6 de marzo de 2009).

La ley que regula en España el aborto pretende ser modificada para ampliar los plazos legales que propicien la interrupción voluntaria del embarazo. La Comisión de Igualdad del Congreso de los Diputados aprobó la semana pasada las conclusiones de la Subcomisión encargada de estudiar la reforma de la vigente Ley del Aborto. 

En ellas, se propone el “aborto libre” durante un determinado número de semanas, aún sin determinar y ampliable “en caso de grave malformación del feto o grave peligro para la salud de la madre”. Hasta aquí el dictamen. Por parte del Gobierno se respira cautela en un momento preelectoral como el que se vive en Galicia y Euskadi. La batalla está por llegar y promete ser intensa.

No es el aborto un tema que se hubiera incluido en el programa electoral el año pasado y no es un compromiso del partido que formó gobierno. El tema ha sido anunciado posteriormente por Rodríguez Zapatero en distintos foros y por personas de su círculo que se han dejado caer en este sentido. Hay cierto interés en ampliar los supuestos, respondiendo así a un sector del propio Partido Socialista que pide una mayor intervención en estos temas considerados como patrimonio de la izquierda. No hay una petición social clara ni, como decimos, es un compromiso previo a los resultados electorales. Todo lo contrario, hubo un sector que le depositó su confianza por no incluir el aborto en sus programas ni objetivos.

Paralelamente, el dato que refiere el número de abortos en España es alarmante. La falta de prevención es preocupante y el hecho de que tres de cada cuatro mujeres no hubieran abortado, de haber encontrado apoyo adecuado, es un hecho escandaloso que levanta sorpresas y pone, una vez más sobre el tapete, la urgente necesidad de un plan social amplio y bien presupuestado para que aquellas mujeres que por diversas circunstancias se vean incluidas en alguno de los supuestos actuales, acudan a los centros de asistencia social y sanitaria y puedan encontrar en ellos la ayuda psicológica, social, económica y sanitaria apropiada para evitar el aborto que siempre, siempre, es un drama para la mujer. 

La solución no es aumentar los plazos, sino las medidas asistenciales de todo tipo que beneficien a la madre y a la criatura que va a traer al mundo. Esas son las leyes que han de aprobarse, no las que atenten contra el nasciturus.

La Iglesia viene repitiendo su postura en este terreno y pidiendo a los políticos que estén atentos a los dramas de tantas mujeres en gestación, que se acerquen a ellas y las ayuden legislando, pero en un sentido preventivo, de apuesta por la vida, menos taxativo en sus consecuencias. Vida Nueva hace hoy un acercamiento a este drama, atisbando soluciones, vías abiertas y alternativas a una espiral que se pretende solucionar con la reforma de una Ley del Aborto que no es pedida por una mayoría social y que levanta más quejas que beneplácitos. La Conferencia Episcopal Española ha recordado la doctrina de la Iglesia en la defensa de la vida. Cuando el nuevo proyecto de ley eche a andar, volverá a dejar oír su voz.