Editorial

2009, la crisis como oportunidad

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Publicado en el nº 2.642 de Vida Nueva (del 3 al 9 de enero de 2009).

Dicen los expertos en economía y comunicación que una crisis es siempre una oportunidad. Para desprenderse de lo superfluo, corregir errores, abrir caminos inexplorados, ser imaginativos, atisbar nuevas respuestas a viejos problemas, descubrir nuevos horizontes. La crisis actual debería ser una gran oportunidad para la Iglesia en el año nuevo, un año que promete un fuerte crecimiento del desempleo, un avance de la pobreza, dificultades económicas para muchas familias y para muchos empresarios, especialmente pequeños y medianos. 

Este 2009 debería ser una oportunidad para que la Iglesia incrementara y mostrara sin complejos su cara más solidaria con los más desfavorecidos, sin techo, parados, cuyo número está creciendo y va a llegar a cotas difícilmente sostenibles. O con los inmigrantes, con papeles y sin ellos, colectivo que va a ser duramente castigado por la falta de oportunidades de empleo, y que no tienen, como la mayoría de españoles, el colchón de la familia, que permite soportar los problemas más graves. 

Una oportunidad para elevar la voz y hacer que gobernantes y ciudadanos sepan que situaciones así nos obligan a todos a ser más solidarios. 

Una oportunidad para el compromiso y la responsabilidad eclesial. Es tiempo de compartir esfuerzos con los demás, de mediar, de apelar al trabajo en común, de ser Iglesia en el mundo y ayudar a la reflexión conjunta de lo que es trascendente hoy y lo que es prescindible. Para exigir a los poderes públicos que los recursos se destinen a las necesidades sociales básicas y no a gastos innecesarios y ostentosos. 

Una oportunidad de acercamiento a la sociedad para que muchos descubran la Iglesia de verdad, no la Iglesia que transmiten algunos medios, sino la Iglesia de la calle y en la calle, la Iglesia comprometida y socialmente insustituible. 

Una oportunidad para mejorar la educación que las instituciones religiosas ofrecen a millones de españoles, con un coste muy inferior al de la educación pública y un rendimiento mucho mayor. La educación es la llave del futuro y este país sólo será competitivo y solidario si sus jóvenes reciben una educación de calidad y con valores humanos y morales. La educación debe ser una de las grandes apuestas de la Iglesia en tiempos de crisis.

Una oportunidad para el acercamiento y la comunicación, en buena medida asignatura pendiente de la Iglesia española, para transmitir a todos el mensaje de Jesús, empezando desde los púlpitos, las homilías -preocupación del reciente Sínodo y un hito semanal de gran trascendencia, manifiestamente mejorable-. Una oportunidad para acercarse a los comunicadores y a los medios de comunicación y transmitir adecuadamente el mensaje de una Iglesia viva, solidaria hasta el límite, cercana a las inquietudes de los ciudadanos y siempre con una palabra de esperanza.

La crisis es, en fin, oportunidad para renovarse, hacer más viva la fe de todos, dejar atrás el eterno descanso de los satisfechos y hacer que la buena noticia llegue a todos. El difícil 2009 que se anuncia es oportunidad para acabar con los acomodados y asumir el riesgo de que la promesa de la verdad y la nítida imagen de nuestro Dios lleguen a todos.