EDITORIAL VIDA NUEVA | La llamada del papa Francisco a bajar a “las periferias existenciales donde hay sufrimiento, soledad y degradación humana” nos empuja a vivir el Adviento que ahora comienza como una oportunidad para llevar la Buena Nueva de Jesús a cuantos están “cansados y agobiados” por la falta de trabajo, por las injusticias sociales, por los dramas familiares…
En el Pliego de este número se nos recuerda que Adviento es un tiempo para hablar y escuchar con el corazón, especialmente a tantos hermanos y hermanas que no cuentan para el sistema, que malviven en las afueras de nuestros intereses y prioridades, y que aguardan una palabra de aliento, un gesto que derrame sobre ellas y ellos esa misericordia de Dios que libera y dignifica.
La llegada del Mesías nos urge a abandonar seguridades y lamentos para salir a los caminos del mundo como una Iglesia samaritana. ¿Dejaremos pasar otro año sin anunciar la gran Esperanza?
En el nº 2.873 de Vida Nueva.
LEA TAMBIÉN:
- PLIEGO: Adviento 2013. Con Dios en las periferias, por José María Avendaño Perea, vicario general de la Diócesis de Getafe (si es suscriptor, clic aquí para leer el Pliego íntegro)
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