Ya estamos viviendo la Cuaresma. Este itinerario –que estamos atravesando en el Año de la Misericordia convocado por el papa Francisco– nos preparará para llegar a la Semana Santa y contemplar la entrega total de Jesús.
Por eso, estos 40 días son un buen momento para madurar y dar fruto, para convertirnos y cambiar la mentalidad del corazón. Siempre cabe la posibilidad de responder positivamente al plan que Dios tiene para cada uno de nosotros, porque Él no se cansa de darnos oportunidades, motivo que nos llena de esperanza. Pero hay que hacer algo por crecer y abrirse al camino que Él tiene pensado para sacarnos adelante. Ojalá podamos aprovechar este tiempo en donde la misericordia se nos presenta con gestos concretos.
