Redactor de Vida Nueva Digital y de la revista Vida Nueva

¿Recuperará Notre Dame su esplendor?


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El concurso

El arzobispo de París, Laurent Ulrich, anunciaba hace unos días la convocatoria de un concurso abierto a todos los artistas que quieran participar para diseñar el mobiliario litúrgico de la restaurada catedral de Notre-Dame. El incendio no solo afectará a la restauración de bóvedas y tejados, sino que será la oportunidad para renovar y actualizar muchos elementos del interior del templo.



Ulrich explicaba las condiciones de esta convocatoria a La Croix invitando a los artistas a crear los elementos necesarios “teniendo en cuenta el contexto, el espacio y la imagen que tienen de Notre-Dame, que es única y notable”. Todo ello con el horizonte del 8 de diciembre de 2024, fecha fijada para la reapertura del edificio y cuyos planes parecen mantenerse.

Un comité artístico, formado por representantes de la diócesis, del Ministerio de Cultura, del establecimiento público encargado de la conservación y restauración de la catedral, así como por personalidades cualificadas en los ámbitos de la planificación litúrgica, el diseño, la creación artística y los monumentos históricos han lanzado esta propuesta. Tras reunirse el pasado 11 de octubre por iniciativa del arzobispo de París, la comisión ha optado porque el altar, el ambón, la catedral, el sagrario y el baptisterio nuevos san diseñados por el mismo artista dentro de un “proyecto global”, en palabras de Ulrich. Ahora se abre un plazo hasta finales de año para presentar las propuestas de las que el arzobispo elegirá entre 3 y 5 proyectos para que tengan un desarrollo mayor hasta el mes de mayo de 2023, de tal manera que en el próximo verano se ejecuten las diferentes piezas.

Mientras, otras partes del mobiliario ya se han acordado como las sillas de los fieles –admitidas tras las críticas de las autoridades ministeriales a un proyecto inicial de bancos con iluminación incorporada–. Sin embargo, está pendiente “la disposición de las capillas laterales, la elección de las pinturas y las vidrieras” que, según explica el arzobispo, “vendrán después”. Todo es importante ya que Notre-Dame recibía 12 millones de visitantes anuales antes del incendio y se espera que a partir de 2024 esta cifra se incremente en 2 millones más.

Incendio en la catedral de Notre Dame

El incendio

La historia de la catedral de Notre Dame de París abrió una nueva página en su historia a las 18:50 horas del 15 de abril de 2019. La Semana Santa comenzaba en el templo más emblemático de la ciudad del Sena con un terrible incendio que los bomberos tratan de combatir y que hace que la aguja central del templo y el techo se desplomen sin que los expertos puedan hacer nada.

Los andamios alrededor de toda la catedral hacen que enseguida se empiecen a relacionar las llamas con los trabajos de restauración que se están llevando a cabo en la iglesia. Mientras la policía acordonaba la zona, cerrando los puentes que comunican la isla de la Cité, y desalojaba a los numerosos turistas se van creando vigilias espontáneas y comienzan a llegar los primeros mensajes de solidaridad desde los rincones más variados del mundo.

El incendio dejó historias como la del sacerdote Jean-Marc Fournier, capellán de la brigada de bomberos de París que a pesar de la situación entró en la catedral para rescatar el Santísimo Sacramento y la reliquia de la Corona de Espinas. Y es que la Corona de Espinas, que se guardaba en una caja, es una de las tres reliquias conservadas en Notre Dame, además de una parte de la cruz y un clavo, y fue llevada a París en 1238 por Luis IX.

La restauración

El movimiento de solidaridad internacional para recuperar el esplendor de la catedral parisina fue desinflándose con todo lo que ha supuesto la pandemia del coronavirus. la emergencia sanitaria sirvió de baño de realismo ante los entusiasmos iniciales y fue aquilatando algunos planes más fantasiosos. Esta circunstancia ha consolidado el principio de que la restauración no ha de la catedral un nuevo Disneyland. Por ello, tras las críticas a algunos proyectos que perdían de vista el uso litúrgico que una catedral tiene en la vida de una diócesis –renuncia extraña de un arzobispo de por medio– han dado paso a una solución menos controvertida. Algo que pasa por recuperar la aguja para el tejado frente a otras iniciativas de impacto más visual –y no necesariamente más estético–.

El entonces obispo Michel Aupetit defendió que se quería construir una “catedral al siglo XXI preservando su propia identidad en el espíritu de la tradición cristiana”. Para ello los 24 expertos que forman la Comisión Nacional de Patrimonio y Arquitectura, impulsada por el estado francés, han validado positivamente los planes propuestos por la Archidiócesis de París. Planes que proponen cambios como el de algunas capillas e imágenes. Está pendiente el acceso a la cripta o la ubicación del nuevo coro, detalles que tendrán que contar con el visto bueno de los eclesiásticos y de los técnicos de Cultura. En lo que todos coinciden es en la presencia de obras de artistas contemporáneos, como se ha materializado en el concurso del mobiliario y en el futuro se verá en cuestiones como los cuadros perdidos o las vidrieras.

Lo que sí que está claro es que Notre-Dame tiene la oportunidad de ofrecer la pauta en algunos aspectos clave para el ordenamiento litúrgico contemporáneo y para ofrecer un espacio realmente en sintonía con la teología y la pastoral de hoy. En esto nada es indiferente: ni la disposición de la asamblea, el mobiliario o las vestimentas litúrgicas ni tampoco el espacio que se le dé en la futura disposición a la veneración de las reliquias. Desde luego, no será del gusto de todos y el riesgo debe ser calculado… pero tal vez sirva de inspiración esta escena de la versión de la novela de Víctor Hugo que hizo Disney con ‘El jorobado de Notre Dame’ en la que la gitana Esmeralda acude a rezar a la Virgen y en la oración confluyen nobles y proscritos todos como simplemente “hijos de Dios” esperando su “bendición”.