Rubén Serrano Jiménez, presidente de la Juventud Estudiante Católica (JEC)
Presidente General de la Juventud Estudiante Católica (JEC)

¿Qué hago ahora?


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¿No has tenido la sensación algunas veces de que no vives del todo tu vida sino que “te la viven”? A veces sentimos que la sociedad tiene ya marcado el camino que tienes que seguir: hoy la universidad (y mejor esta carrera que tiene más salidas o que ganarás más…), mañana estarás trabajando… luego…



El mundo en el que vivimos nos incita a ir corriendo por la vida y tener pocos momentos de pararnos y reflexionar sobre qué estamos viviendo, qué claves y aprendizajes sacamos de lo que nos ha pasado en los últimos años, y cómo todo esto nos ayuda a afrontar las decisiones de nuestro futuro.

Finalistas

Estos sentimientos se ven agravados cuando nos enfrentamos a un cambio de etapa tan importante como es el acabar nuestros estudios. Por eso, en la JEC ofrecemos un proceso de discernimiento a las personas que terminan su etapa universitaria que busca hacernos conscientes de todo lo que hemos vivido, y ayudarnos a encontrar nuestra vocación.

JEC

Este fin de semana, un grupo de jóvenes de la JEC en esta situación se han reunido en Madrid para compartir sus monografías. Estas monografías son fruto de una reflexión profunda sobre las personas que nos han marcado durante nuestra etapa universitaria, las relaciones que hemos establecido, los espacios donde nos hemos implicado, las luces y sombras personales que hemos vivido… En resumen, recoge las claves que nos ayudarán a construir el futuro sobre lo vivido previamente.

Un futuro esperanzador

En sus monografías pude ver encarnados los problemas a los que nos enfrentamos muchas personas jóvenes hoy en día: problemas de salud mental, falta de autoestima, sobreexigencia tanto personal como externa, la preocupación por el futuro laboral, el debate interno entre trabajar de lo que me gusta y trabajar de lo que me va a dar dinero, la dificultad para compaginar trabajo y estudios…,  pero también vi una semilla de esperanza en cada una de ellas. En todas las monografías que compartimos se apreciaba un deseo de transformar su realidad hacia un mundo más justo, una necesidad vocacional que las empujaba, desde realidades muy distintas y poniendo al servicio su trabajo, a cambiar esas situaciones de injusticias que han visto y vivido durante su etapa formativa.

Personalmente, les agradezco enormemente la valentía que han tenido para compartir su vida con personas a las que no conocían mucho, pero que estábamos dispuestas a enriquecer y acompañar este momento vital.

Este fin de semana, según iba escuchando sus monografías, me iban interpelando situaciones, preguntas o reflexiones que nunca me había hecho, pero que ahora no dejan de darme vueltas a la cabeza y que, una vez me siente a reflexionar sobre ellas, seguro me dan claves para seguir creciendo personal, espiritual y profesionalmente. Y es que estos espacios de compartir son también momentos en los que, a raíz de la vida de las personas que formamos la comunidad, vamos creciendo también nosotros.