Redactor de Vida Nueva Digital y de la revista Vida Nueva

¿Hay un lugar reservado en el infierno para aquellas mujeres que no apoyan a otras?


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La entrevista

Tras su ruptura, la cantante colombiana Shakira solo se había manifestado en forma de comunicado o de canciones explosivas contra su ex, el futbolista Gerard Piqué, o su nueva pareja, la joven Clara Chía. Tras las intensas reacciones provocadas por sus últimos temas, la semana pasada la artista concedió una entrevista a un programa nuevo, ‘En Punto’ (Televisa) del periodista mexicano Enrique Acevedo.



Las declaraciones de la colombiana eran muy esperadas y eran una oportunidad para comprobar el alcance de la mala leche mostrada en las últimas vengativas canciones. Sin embargo, una cita directa a captado muchos de los titulares. El periodista comentaba que en sus temas la cuestión del género era uno de sus favoritos, “siempre ha estado ahí, el de la mujer, y me llamó la atención por lo que está pasando en este momento. ¿Por qué ha sido importante para ti incorporar estos temas en tus letras a través del tiempo y ahora?”, inquiría Acevedo.

A esta pregunta siguieron unos segundos valorativos y Shakira aclaraba que esto se debía a que “el arte yo creo que tiene una función, además de incomodar, de representar idiosincrasias y creo que a través de mis canciones siempre he sentido que puedo y que tengo el deber de usar mi voz y prestársela a aquellos que quizás no pueden hablar”. Y prosiguió señalando: “Me he dado cuenta de que las mujeres estamos en un momento realmente clave para la sociedad. Estamos en un punto en el que el apoyo que podamos recibir unas de las otras es muy relevante, es importantísimo”. Y añadió: “Como decía Madeleine Albright, secretaria de Estado estadounidense, que tiene una frase que me encanta: ‘Hay un lugar reservado en el infierno para aquellas mujeres que no apoyan a otras’. Y sí, estoy completamente de acuerdo”

En una conversación llena de valoraciones sobre la fragilidad y la fortaleza ante las situaciones difíciles o los sueños de una familia perfecta o no; se coló esta frase de la que fuera secretaria de Estado de Estados Unidos –la primera mujer en este cargo de fuerte relevancia política y estratégica– entre 1997 y 2001 bajo la presidencia de Bill Clinton. Albright fue rescatada en 2016 por el movimiento ‘Me too’ y aliada a la campaña de Hillary Clinton y en ese contexto surgió esta frase que entonces fue criticada porque parecía como que defendía votar a una mujer porque sí. La revista ‘Hola’ recogía en su web estos días una entrevista de entonces a ‘El país’ en la que la propia Albright explicaba el contexto de la afirmación: “Soy feminista; las sociedades son más estables cuando las mujeres tienen poder político y económico. Pero no es fácil. Se necesitan más mujeres en la sala”. De hecho, la propia política se defendía bromeando en serio: “Yo no hubiera votado a Sarah Palin, ni aunque fuera la última persona sobre la tierra”. Madeleine Albright falleció hace menos de un año a los 84 años por un cáncer y Sahkira la ha devuelto a la actualidad.

El infierno

La primera parte de la ‘Divina Comedia’ es precisamente la dedicada al infierno. Dante llega al vestíbulo e irá encontrándose con toda clase de pecados. Es interesante la descripción de esta estancia previa en la que se encuentra a aquellos cuya indiferencia es tal que jamás han hecho algo malo, pero tampoco algo bueno. Por ejemplo, el poeta sitúa en este extraño espacio en el que las almas persiguen una bandera sin ningún tipo de emblema o motivo mientras son acribillados por toda clase de insectos y gusanos al papa Celestino V por haber renunciado a su cargo.

En el infierno de Dante los castigos de cada pecado son, por así decirlo, ‘ejemplares’; es decir, tienen una relación directa con el objeto de dicho pecado. Por ello, el hecho de correr tras una bandera vacía para evitar los picotazos le hace tras la muerte entender que en su vida no han sido capaces de comprometerse con nada…

Del vestíbulo se pasa a los 9 círculos del infierno: el limbo –con todos los que no conocieron a Cristo, como tantos paganos virtuosos–, el de la lujuria –donde está, entre otros, Cleopatra o Francesca de Rímini, por adúltera–, el de la gula, la avaricia y la prodigalidad, la ira y la pereza, la herejía, la violencia –donde se incluye a los suicidas y otro tipo de violencias contra Dios–, el fraude –en una amplísima clasificación– y el de la traición. En este último círculo podríamos encontrar acomodo a la cita de Shakira. Es en este círculo de la traición, con sus cuatro rondas, donde puede haber “un lugar reservado en el infierno para aquellas mujeres que no apoyan a otras”. Dante habla de las traiciones de Caín o de Judas Iscariote, pero también en Troya o en la corte del rey Arturo. ¿Es comparable a la traición de Clara Chía? ¿o más bien el traidor en este caso no tiene nombre de mujer?