José Beltrán, director de Vida Nueva
Director de Vida Nueva

3.000: número redondo


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MIÉRCOLES 22. Encuentro con Pablo d’Ors. Sereno. Centrado en sus “Amigos del desierto”. El proyecto crece. Red de redes. Pero ajeno. A quienes viven la Iglesia como política. No tiene tiempo para francotiradores. Ni ganas. Alejado del clericalismo adoctrinado. Centrado en ser “simplemente un cura”. Que celebra bodas de plata. Que impulsa una espiritualidad para todos. Sencillez manifiesta en alguien que tendría motivos para haberla aparcado por la vía de las ventas y el halago.

DOMINGO 26. Francisco regresa de Armenia. De nuevo, sin censura en el avión. Certero en su análisis del Brexit. “La UE debe pensar en otra forma de unión, ser más creativa”. Misericordia en su mirada a los homosexuales. “La Iglesia debe pedir excusas por no haberse comportado tantas, tantas veces”. Eso sí, apostilla: “Debemos acompañar bien, según lo que dice el Catecismo”. El cardenal Marx, en la misma línea, días antes: “No se puede decir de una relación entre dos hombres, si son fieles, que esto no es nada, que no tiene ningún valor”. Pero aclara: “En toda la historia de la humanidad, el matrimonio ha sido entre un hombre y una mujer”. Eso sí, ni uno ni otro ven planes oscuros más allá. Ni un imperio que contraataca. Solo acogida. Y perdón. El que hay quedar. Pero también pedir.

LUNES 27. Cena con Migueli. En Vallecas. Cerveza y tinto de verano. Con limón y el humor con el que riega todo. Entre las bravas y la sepia, sale Manuel. A él le dedicó una canción, después de haberle regalado horas y horas de acogida. Un hombre de la calle. Al que recogió. Siempre me pregunté qué habría sido de él. “Ahí va, tirando. Es un superviviente. En un hogar. Voy a verle una vez al mes”. Migueli. Compositor de vidas.

MARTES 28. “Somos las chicas del número 1 de Vida Nueva”. Las hermanas de don Antonio Montero bromean. Humildes y con humor. Ellas son memoria de PPC y de esta revista. Vieron poner la primera piedra de esta casa. Y han permanecido. Más allá del 1.000. Y del 2.000. Junto a Vida Nueva. Junto a don Antonio. Hasta hoy. Ellas también son chicas del 3.000. Número redondo que sentencia Montero: “El secreto de esta obra de Iglesia es que se ha hecho siempre con valor y alegría, entre la continuidad y la renovación”. La tarde da para más. Para abrazar a Julián del Olmo. Premio Manos Unidas de Periodismo. “Estas cosas me desajustan”. Porque nunca le ha gustado chupar cámara. Ni escenario. Siempre detrás. Para que otros sean el rostro visible del Pueblo de Dios.

jose.beltran@ppc-editorial.com

En el nº 2.995 de Vida Nueva