El peligro de las palabras

JUAN MARÍA LABOA | Profesor emérito de la Universidad Pontificia Comillas

“¿Qué ha sido lo más importante vivido por la comunidad cristiana durante este año? No tengo ninguna duda: su capacidad de sentir como propias las angustias y tristezas de tantos ciudadanos…”

Escribo con reserva porque se trata de uno de los temas más sensibles de la realidad eclesial que ni el Concilio ni el posconcilio han sido capaces de afrontar, por temor y por su complejidad.

Por ejemplo, ¿se puede abordar honradamente el perfil del presbítero escamoteando la plena ubicación eclesial de los bautizados, cuyo “sacerdocio” sigue siendo presentado de manera confusamente inocua? ¿No dependen del “rebaño” las cualidades exigidas para el “pastor”?

¿Salen adecuadamente preparados para una sociedad en la que no existe, apenas, el “para siempre”, la castidad, la humildad de ser testigos del misterio, la fidelidad incondicional al ser humano y a Dios? ¿Son conscientes de que su único poder es el servicio?

Me atemoriza la impresión de que saltan al ruedo con una denominación de origen marcada por la seguridad y la autosatisfacción. Tras el Concilio muchos se secularizaron. Ahora también.

Me sorprende la indiferencia por el Vaticano II manifestada por las nuevas generaciones. Naturalmente, la causa primera reside en los centros en los que estudian. ¿Muestran tal desparpajo con Nicea, Trento y el Vaticano I?

¿Les basta para alimentar sus espíritus las palabras del Papa en los Angelus dominicales? El desdén por el Vaticano II, ¿es suplido por esquemas de presencia y actuación propios de grupos concretos eclesiales?

Me duele, también, la insensibilidad social de muchos que, de hecho, reducen la preocupación por los pobres y excluidos a una delegación diocesana, olvidando la esencia nuclear del cristianismo.

Sería interesante estudiar en alguna diócesis el asentamiento de algunos grupos sacerdotales en los sectores más prósperos de la ciudad. ¿Tiene que ver con el perfil del nuevo modelo sacerdotal?

Queda todo por decir. Estoy seguro de que lo abordará esta revista.

En el nº 2.793 de Vida Nueva.

 

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